EL MEDICAMENTO MAS CARO DEL MUNDO

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Una polémica ha estallado en España y amenaza con extenderse al resto del mundo, a causa del precio del medicamento Sovaldi (sofosbuvir) de Gilead para la hepatitis C que a un costo de 60 mil euros en Europa y de 80 mil dólares en Estados Unidos, se torna prohibitivo para los sistemas de salud de la mayoría de los países y no sólo de los emergentes. Se trata de un negocio que la consultora IMS ha calculado en alrededor de 26 mil millones de dólares para los próximos años.

Con piquetes frente al Ministerio de Salud en el Paseo de la Castellana al mejor estilo de Puente Pueyrredón, con carteles acusando al gobierno español de cometer “asesinatos” e incluso abroquelados en hospitales de Madrid y Barcelona, la “Plataforma de Afectados de Hepatitis C” reclamó Sovaldi para todos y todas.
El presidente español  Mariano Rajoy prometió el medicamento pero sólo para los que atraviesan por un estado crítico -5 mil sobre 800 mil - debido al alto costo del tratamiento, mientras que algunos sitios especializados han acusado directamente al laboratorio estadounidense de financiar a las asociaciones de pacientes para forzar a los gobiernos.
No está en discusión la efectividad de Sovaldi, casi una respuesta milagrosa para la hepatitis C. Lo que discute es el precio que surge  del  monopolio de mercado que conceden las patentes.
Sólo el Partido Verde en el Parlamento Europeo de Bruselas colocó como eje del debate las patentes farmacéuticas y denunció a través de su vocero, Michele Rivasi “la negativa de la Comisión Europea en frenar este abuso de posiciones de mercado que conceden las patentes de monopolio”.
“La Comisión ha tratado de eludir su responsabilidad, alegando que corresponde sólo a los países miembros, pero no es verdad. Las farmacéuticas son capaces de pedir semejantes sumas astronómicas porque se les garantizan monopolios virtuales a través de las patentes.  Hay procedimientos legales para retirar patentes cuando sea necesario, y exigimos a la Comisión y los Estados para que lo hagan por el interés general”, dijo Rivasi en el Parlamento Europeo.
Pero las autoridades europeas parecen neutralizadas por el belga Ettiene Davignon, político y millonario, ex vicepresidente de la Comisión Europea en la década del 80, reconocido lobista y miembro del directorio de Gilead desde hace más de dos décadas.
Sin embargo, un centenar de médicos españoles pidieron en un manifiesto público que el Ministerio de Salud negocie con Gilead para que el medicamento sea “asequible” para todos, sin mencionar el tema de las patentes monopólicas.
De acuerdo a la consultora IMS el mercado de los medicamentos contra la hepatitis C dibujará una “curva positiva” en los próximos años con ingresos por 26 mil millones de dólares hasta 2018 a nivel mundial.
Una de las razones principales para esta estimación que realiza IMS es que "el gasto público va a girar en torno a la erradicación de la enfermedad (hepatitis C) y, para alcanzarla, en los próximos cuatro años los gobiernos tendrán que hacer un esfuerzo en poblaciones de riesgo".
IMS distingue entre mercados emergentes y desarrollados, estimando que un 84,6 por ciento de las ventas se producirán en los segundos (22.000 millones de dólares frente a 4.000).
En el mercado de los medicamentos para la hepatitis C,  IMS aseguró que “jugarán un papel determinante” no solo Gilead, sino también Johnson & Johnson, Abbvie, Bristol (BMS) y Merck (MSD).
Todos estos laboratorios presentarán nuevas soluciones libres de interferón para la Hepatitis C hasta 2018.
La misma consultora ha pronosticado que el  crecimiento de las ventas de nuevos medicamentos podría trepar hasta 31 mil millones de dólares para 2018, según sus cálculos más optimistas.
A causa de la polémica internacional que originó el precio de su medicamento, Gilead, acaba de anunciar un acuerdo con empresas de India fabricantes de genéricos para que comercialicen en 91 países pobres fármacos con la misma molécula copia de Sovaldi, a precios mucho más reducidos, alrededor de 300 dólares al mes, lo que supone cerca de 1.000 dólares por tratamiento, que tampoco es regalado para esos países.
En Argentina  desde hace meses está pendiente un pedido de comercialización de Sovaldi que la ANMAT demora para evitar que la judicialización se lo imponga por la fuerza a las obras sociales y, de última, al Ministerio de Salud.