TRUMP QUIERE QUE EL RESTO DEL MUNDO PAGUE EL PRECIO DE SUS MEDICAMENTOS
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El presidente Donald Trump encontró la fórmula para combatir el creciente precio de los medicamentos en su país: que el resto del mundo comparta las facturas. Pero, al mismo tiempo, acusó a los laboratorios de amasar “una fortuna absoluta a expensas de los consumidores estadounidenses”.
"El lobby de las drogas está haciendo una fortuna absoluta a expensas de los consumidores estadounidenses", dijo Trump, durante el esperado discurso sobre el precio de los medicamentos que brindó el viernes pasado.
Durante el discurso aseguró que “ninguna industria gasta más dinero en cabildeo (lobby) que la industria farmacéutica y de productos de salud".
Los laboratorios estadounidenses gastaron el año pasado 258 millones de dólares en acciones de lobby en Washington, informaron los voceros de la Casa Blanca.
Salvo las acusaciones de ganancias exorbitantes y a la “pesada herencia” del Obamacare”, Trump no aportó ideas renovadoras para reducir el precio de los medicamentos, salvo cargar los costos sobre las espaldas del resto del mundo en general y de sus vecinos, en particular.
"Cuando los Gobiernos extranjeros exigen precios irrazonablemente bajos a los fabricantes de medicamentos estadounidenses, los estadounidenses tienen que pagar más para subsidiar el enorme costo de la investigación y el desarrollo", indicó durante su discurso desde los jardines de la Casa Blanca.
"En algunos casos, el medicamento que cuesta unos pocos dólares en un país extranjero cuesta cientos de dólares en Estados Unidos por la misma píldora, con los mismos ingredientes, en el mismo paquete, fabricados en la misma planta", comparó el presidente.
Trump consideró que ese hecho es "inaceptable", "injusto y ridículo" e indicó que "no va a suceder más".
El secretario de Salud, Alex Azar, dijo en una entrevista con Bloomberg TV que "tenemos que usar nuestros acuerdos comerciales y el poder que tiene Estados Unidos para que otros países paguen más de lo que les corresponde".
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en 2015 en EEUU se gastaron 1.162 dólares por persona en productos farmacéuticos, contra 756 en Canadá y los 497 en Reino Unido, donde sí existen medidas gubernamentales para controlar los precios de los fármacos.
La estrategia de Trump es de difícil aplicación, ya que ningún gobierno aceptará dócilmente equiparar los precios de su mercado farmacéutico con el mercado estadounidense. Para ir a un ejemplo extremo, ¿Habrá que modificar los Precios PAMI si las multinacionales se quejan a sus casas matrices y Trump amenaza a la Argentina?”.
“La idea de que pedirle a Alemania subir más los precios de los medicamentos a sus ciudadanos ayudará a los estadounidenses es una excusa y el colmo de la absurdidad", indicó el senador Chuck Schumer, líder de la bancada minoritaria demócrata en el Senado.
Sin embargo, Trump podrá conseguir que algunos mercados permanezcan cautivos y con precios elevados, a través de los acuerdos comerciales de libre comercio que imponen la extensión de las patentes farmacéuticas.
El primer perjudicado será Canadá –donde los medicamentos cuestan mucho menos que en su vecino-, que está renegociando el TCLAN (Tratado de Libre Comercio para América del Norte) con Estados Unidos y con México.
El gobierno de Trump intenta que su vecino canadiense adopte modificaciones en la reglamentación de las patentes farmacéuticas y el sistema de regulación de precios, demanda que choca directamente con el sistema de control interno de Canadá.
Para el senador independiente y ex aspirante presidencial Bernie Sanders, uno de los legisladores más involucrados en el tema sanitario en Estados Unidos, Trump está "jaleando" los intereses de las farmacéuticas “al no imponer verdaderas regulaciones sobre los precios” en el país.
En Estados Unidos, “los fabricantes de medicamentos pueden cobrar tanto como el mercado demande ya que el Gobierno no regula los precios de los medicamentos, a diferencia de la mayoría de los demás países”, lamentó Sanders.
"Desde 1998, las grandes compañías farmacéuticas gastaron casi 4 mil millones en cabildeo (lobby) y contribuciones de campaña, empleando a unos 1.400 cabilderos bien remunerados. El otro día nos enteramos de que Novartis le pagó al abogado de Donald Trump más de un millón de dólares para obtener acceso al presidente ", recordó Sanders.
"La industria farmacéutica y sus CEO lo están haciendo fenomenalmente bien. Desafortunadamente, para las personas que necesitan medicamentos recetados, a menudo para mantenerse literalmente vivos o aliviar su dolor, a esas personas no les está yendo tan bien", lamentó Sanders.
En este sentido, el senador Schumer, el líder de la oposición demócrata, agregó que "el presidente Trump ofreció poco más que un escaparate para combatir el creciente costo de los fármacos, un problema que está afectando el bolsillo de demasiados estadounidenses”.
Schumer, junto con el senador Bernie Sanders y la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y otros seis legisladores, presentaron un proyecto que permitiría a Medicare negociar directamente con los fabricantes de medicamentos e importar algunos medicamentos de otros países, especialmente de Canadá.
Los demócratas también pidieron una legislación que requiera una mayor transparencia por parte de los fabricantes de medicamentos y mejoras en los acuerdos comerciales que podrían hacer que los medicamentos sean más asequibles. También presionaron para que la legislación cambie las reglas del sistema de propiedad intelectual para mitigar los efectos de algunas tácticas de litigio sobre patentes.
Desde el gobierno, Trump dijo en su discurso que “he instruido al Secretario (de Salud) Alex Azar para que comience a avanzar en las reformas que llevarán los precios de las drogas a la tierra”.
"Tendremos una negociación más dura, más competencia y precios mucho más bajos en el mostrador de la farmacia. Y comenzará a tener efecto muy pronto", prometió, acompañado de Azar, ex ejecutivo de Eli Lilly, quien asentía en segundo plano mientras Trump desgranaba sus promesas.
Sin embargo, "no hay un economista sensato de salud, ni ningún economista, que diga que precios más altos en el extranjero conducirán a precios más bajos aquí", avisó Andrea Harris, vicepresidenta senior de atención médica en Height Capital Markets de Washington, en declaraciones al sitio gestión.
Tal vez los más golpeados por el discurso de Trump, al menos retóricamente, han sido las gerenciadoras de beneficios farmacéuticos, a menudo denominadas "intermediarios", que negocian con las compañías farmacéuticas para reducir el costo de los medicamentos en nombre de las aseguradoras y los empleadores.
La industria se ha convertido en una de las favoritas de las farmacias, ya que funciona para echar la culpa de los precios elevados de otros sectores, suelen quejarse voceros de PhRMA, la cámara empresaria de los laboratorios.
"Estamos eliminando a los intermediarios", dijo Trump. "Los intermediarios se volvieron muy, muy ricos. Quienquiera que fueran esos intermediarios, y mucha gente nunca lo descubrió, son ricos. Ya no serán tan ricos".
Curiosamente, Daniel Best, asesor principal de Azar sobre precios de medicamentos, fue contratado en abril pasado por CVS Caremark, administradora de beneficios de farmacia, con un salario de más de 500.000 dólares anuales.