FEFARA ORGANIZÓ SIMPOSIO PARA IMPULSAR LA FARMACIA HOSPITALARIA
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La federación farmacéutica FEFARA organizó el Primer Simposio Nacional e Internacional Hospitalarios, que a través de las experiencias compartidas desde las farmacias de los hospitales públicos y también privados, se proyecta como un espacio que merece ser fortalecido para garantizar medicamentos asequibles y equidad en la atención de los pacientes.
“Somos los profesionales universitarios que más cerca estamos de la población”, resaltó Manuel Agotegaray, presidente de FEFARA, al inaugurar el Simposio de Hospitalarios, el primero que organiza la entidad y también el primero de Argentina.
Agotegaray vislumbró que si hoy el farmacéutico hospitalario está vinculado esencialmente con el hospital público, “se van a ir abriendo caminos en la actividad privada”.
El Departamento Hospitalarios de FEFARA, comenzó a funcionar en noviembre pasado dirigido por las profesionales Julieta Burgi, Gisela Carignano y Marisa Bassano con la finalidad de fortalecer el aporte profesional de los farmacéuticos hospitalarios, intercambiar experiencias y compartir entre todos las innovaciones que se están desarrollando.
“Es mucho lo que puede hacer un farmacéutico hospitalario, por ejemplo impulsar el uso racional del medicamento e interactuar con otros profesionales de la salud para que los pacientes tengan una cobertura adecuada”, señalaron las tres profesionales durante el simposio.
En la Ciudad de Buenos Aires, “existe la obligación de designar un DT farmacéutico en cada farmacia hospitalaria, de hospital público o clínica privada”, explicó Carignano.
En cambio, en la provincia de Santa Fe, “es un proceso que recién está en marcha porque la designación de un DT farmacéutico se exige con las nuevas habilitaciones de farmacias hospitalarias”, detalló Burgi.
“Hospitalarios no son solo los colegas que pasan doce horas adentro del hospital, sino aquellos que también pueden reconvertir y abordar con innovaciones esa especialidad”, resaltó Agotegaray.
“Nuestro trabajo día a día dará más legitimidad a la profesión que ya tiene legalidad”, subrayó Agotegaray, luego de una referencia a la polémica desatada en torno a las incumbencias que han sido modificadas por ley para muchas profesiones.
Viviana Rodríguez, del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria del Hospital Alemán, propuso explorar “un nuevo modelo de gestión basado en la eficiencia, el bienestar, las iniciativas colaborativas” que abonen “una nueva forma de atención”.
Rodríguez elevó la vara hasta una “triple meta” consistente en buscar “la máxima eficiencia con los mismos recursos”.
“Pero la capacitación para mejorar los procesos es muy baja, apenas el 20 o 30 por ciento de los profesionales participan en talleres de capacitación. Entonces, la efectividad es muy baja y hay que apelar a más creatividad”, enfatizó la profesional y docente de la Universidad Nacional de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata.
Rodríguez recurrió a la definición de “seguridad psicológica de una organización” para refractar el momento en que el profesional se siente capacitado para “participar y ser parte de un equipo”.
En tal sentido propuso durante el simposio las siguientes recomendaciones: liderazgo, vigilancia centralizada y coordinada, resultados significativos, relación del trabajador de la salud con los pacientes y sus familias como socios, y tecnología segura y no solo más rápida.
“A veces hay retención de información, por eso hay que invitar a todos a participar de este modelo de salud”, propuso Rodríguez.
La profesional admitió que “es cierto que los pacientes son también diferentes hoy” con relación a décadas pasadas y mencionó como ejemplo que “tenemos pacientes que van por el cuarto cáncer”.
“En salud, no tenemos siempre indicaciones claras, estamos en conducta de riesgo y trabajamos a mucha velocidad”, subrayó la profesional durante el simposio.
Rodríguez culminó su intervención con algunas reflexiones: “hay que utilizar la ciencia para mejorar el bienestar en el trabajo, hay que comprometerse con el enfoque sistémico y la responsabilidad compartida” y citando al escritor estadounidense Daniel Pink (autor de varios libros sobre salud y ciencias humanas, afirmó que “a veces el dinero no garantiza la motivación, mientras que las motivaciones no económicas requieren de más creatividad”.
Alberto Dasso profesional del hospital Garrahan y docente universitario, por su parte propuso un modelo de farmacia hospitalaria “para mejorar la actividad de todos los días” construido a partir de “la experiencia de gente que no es paracaidista sino con gestión de muchos años”.
Dasso explicó que esos modelos deben responder a las necesidades del usuario” y propuso un desafío a la audiencia: “ustedes con herramientas y con imaginación deben definir un modelo de mejora continua”.
Juan Carlos Tapia Torrez, de la clínica Foianini de Santa Cruz de la Sierra, explicó durante su exposición que ese centro privado de atención hospitalaria cuenta con 63 camas y 8 farmacéuticos.
Aún así, identificó que los errores de medicación en 56 por ciento de los casos corresponden a la prescripción y el 53 por ciento a una medicación diferente a la prescripta, por errores de interpretación o descoordinación entre los profesionales.
Por eso el profesional boliviano propuso “desarrollar procesos de trabajo por equipos para identificar las fallas”.
Tapia Torrez explicó que en su país las cadenas de farmacias monopolizan el 90 por ciento del mercado, pero hay precios diferenciales “al por mayor”.