EL PCT ES UN CANTO DE SIRENAS Y LA MITOLOGÍA DE LAS HADAS, SEÑALARON EXPERTOS DURANTE SEMINARIO NTERNACIONAL

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El tratado de patentes PCT que intenta aprobar el oficialismo en el Congreso Nacional fue comparado con “la mitología de hadas que vende la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) “y con “cantos de sirena”, durante un seminario internacional al que desistió de participar la diputada Cornelia Schmidt Liermann, aunque intentó defender su aprobación a través de una carta.

El seminario organizado por CILFA y la UIA contó con la participación del argentino Carlos Correa, el uruguayo José Antonio Villamil y Ken Shadlen, residente en Londres, tres expertos en patentes farmacéuticas y propiedad intelectual.

En la apertura del seminario, Eduardo Macchiavello, presidente de CILFA, pidió no dejarse seducir por “los cantos de sirena que desvían nuestro barco del desarrollo” y aseveró que “ningún país con una inserción inteligente en el mundo adhiere a tratados internacionales simplemente porque muchos países son o vayan a ser parte de los mismos”.

“En todos los casos, se realiza una evaluación del alcance de los tratados a la luz de los intereses nacionales, ponderando beneficios y perjuicios, amenazas y oportunidades” y en el caso de Argentina “no compartimos ni la conveniencia ni la necesidad de que la Argentina adhiera al PCT”, subrayó Macchiavello.

El proyecto de PCT con una remota media sanción en el Senado en 1998, fue reactivado sigilosamente en junio pasado en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados que preside la legisladora del PRO, Cornelia Schmidt Liermann.

La diputada estaba invitada al seminario, pero horas antes se excusó en cuestiones de agenda y envió una carta en la que declara su “apoyo ferviente a la adhesión al PCT” y citó como argumentos que supuestamente su aprobación atraerá inversiones para la investigación en Argentina, donde consideró que no existe “la cultura de la patente” y que además países vecinos como Brasil, Ecuador, Chile, México y Perú ya adhirieron al tratado.

Carlos Correa, considerado como uno de los mayores especialistas mundiales en propiedad intelectual, dijo sentirse “sorprendido por la falta de calidad” de los argumentos esgrimidos por la diputada en su carta a los que calificó de “enorme falacia, insostenible, irrazonable y absurdo”.

“Esta claro que los costos de la adhesión al PCT serán mas caros que los beneficios”, afirmó Correa, recordando que el tratado existente desde 1978 por iniciativa de Estados Unidos elimina la obligación de la fabricación local del invento patentado y o sea nula transferencia tecnológica.

“Los funcionarios de la OMPI son los principales lobistas del PCT porque representa el 70 por ciento de sus ingresos”, afirmó Correa.

Presidente del South Centre, Correa alertó que el PCT impone a los países en desarrollo un aumento del patentamiento extranjero y “un control del mercado interno a través de las importaciones”, al mismo tiempo que “debilita los estandares de patentabilidad”.

Alberto Alvarez Saavedra, secretario de la UIA, también replicó a la carta de Schmidt Liermann al afirmar que “más que equivocada tiene una posición tomada incompatible con la calidad que debe tener la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores” de la Cámara de Diputados.

“Está mirando otro canal y le ofrezco un debate”, se dirigió Alvarez Saavedra a la legisladora ausente que se excusó por carta de participar del seminario.

“Si quedara solo la industria multinacional con los precios monopólicos, solo el diez por ciento de la población tendrá acceso a los medicamentos”, vislumbró Alvarez Saavedra.

José Antonio Villamil, ex asesor jurídico de la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual de Uruguay, comparó el PCT con “la mitología de hadas que vende la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI)”.

Villamil afirmó que “hace dos años se podía afirmar que el ingreso al PCT era inevitable, sea por la dinámica propia de la globalización a la que no somos ajenos, por la necesidad de insertarse en ella de la mejor manera posible, o porque con sus 152 estados miembros es uno de los tratados sobre propiedad intelectual que cuenta con mayor número de adhesiones”.

“Sin embargo, hoy hay señales de que esa afirmación merece ser revisada”, propuso Villamil, porque “algunas prioridades del socio europeo han cambiado” y aflora la pregunta si no ha dejado de ser “un centro tan importante de atención”, concluyó el experto uruguayo.