“ARGENTINA PERDERÁ LAS GUIAS DE PATENTABILIDAD SI RUBRICA EL TRATADO PCT”, ALERTÓ COORDINADORA DE RED LATINOAMERICANA Y FUNDACIÓN GEP

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Argentina perderá las Guías de Patentabilidad para los medicamentos se rubrica el Tratado PCT, alertó Mariela Bacigalupo, asesora de la Fundación GEP y coordinadora general de la Red Latinoamericana por el Acceso a los Medicamentos.

Bacigalupo reivindicó las Guías de Patentabilidad vigentes en Argentina desde 2012 porque “impiden las patentes abusivas o de baja calidad”, durante un debate sobre la agenda sanitaria del próximo gobierno organizado por el instituto de estudios IDEP Salud de ATE Nacional.

En coincidencia con las advertencias escuchadas durante el reciente seminario organizado por CILFA y la UIA, Bacigalupo también alertó que las Guías de Patentabilidad “pueden desaparecer si se aprueba en el Congreso Nacional el Tratado PCT o por los acuerdos de libre comercio con la UE y la asociación EFTA”.

“Las multinacionales utilizan las patentes como política comercial” y “los medicamentos de alto costo son en realidad medicamentos de alto precio”, enfatizó Bacigalupo, durante el debate organizado por IDEP Salud.

Bacigalupo también explicó que las demandas interpuestas por la Fundación GEP contra la multinacional Gilead por el medicamento Atripla, “ahorró al Ministerio de Salud de la Nación 118 millones de dólares entre 2015 y 2017”.

“Atripla es la combinación de tres retrovirales ya patentados y cuando salió al mercado Gilead vendía a 3.500 dólares el tratamiento por paciente, pero conseguimos que no le otorgaran la patente y ahora se vende a 152 dólares”, explicó.

Gilead también intentó conseguir 15 patentes por el medicamento Sovaldi (sofosbuvir) para la hepatitis C para super blindarlo en el mercado local, pero se encontró con las demandas interpuestas por la Fundación GEP que consiguió detener la mayoría de esas solicitudes, explicó Bacigalupo.

A su vez, Gilead demandó el año pasado al laboratorio argentino Ultra Pharma para que retirara del mercado su producto Ultrabuvir porque, supuestamente, violaba la patente de sofosbuvir concedida por el INPI.

“Un estudio de la Universidad de Liverpool demostró que el sofosbuvir tiene un costo de producción de 62 dólares por unidad, pero cuando salió al mercado en Estados Unidos, Gilead vendía a 84 mil dólares el tratamiento”, denunció Bacigalupo, experta en políticas públicas, desarrollo y acceso a medicamentos.

"Sabemos de varios fabricantes de India que podrían producir este fármaco por 101 dólares (85 euros) para un tratamiento completo de tres meses. Eso es, más o menos, un dólar (0,85 euros) por pastilla, lo que supone una gran mejora con respecto a los 1.000 dólares por píldora que Gilead está cobrando en algunos países. Con los precios actuales, Sofosbuvir es inasequible para su uso generalizado en la mayoría de los países del mundo", señaló Andrew Hill, investigador senior del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Universidad de Liverpool en enero de 2015, en declaraciones a Médicos sin Fronteras.

Bacigalupo recordó que el físico Peter Bach y el científico del MIT Mark Trusheim, afirmaron en enero de 2017 que "el gobierno estadounidense podría curar más estadounidenses que padecen hepatitis C si comprara la farmacéutica Gilead Sciences en el mercado bursátil en lugar de comprar sus productos”.

Ambos sacaron la cuenta de que por el alto costo del medicamento, de más de 500 dólares por pastilla, “haría que el país ahorrara dinero si el gobierno comprara la compañía por 156.000 millones de dólares en lugar de costear el tratamiento de los 2,7 millones de afectados de hepatitis C”.

“El monopolio de las patentes aumenta los precios e impide la producción local de genéricos. El sistema de patentes está en crisis porque favorece el evergreening y el lucro de las multinacionales. Tampoco aportó innovación y tecnología en el país”, subrayó Bacigalupo.

Bacigalupo denunció que hasta fin de año faltarán 18 drogas que requieren los pacientes de VIH para sostener sus tratamientos y que el secretario de Salud, Alfredo Rubinstein, se ha negado sistemáticamente a recibirlos para escuchar sus reclamos.

“El ajuste de gestión nos está matando, hay inutilidad y crueldad y la falta de medicamentos es terrible¡¡”, enfatizó Bacigalupo.

No es la primera vez que la multinacional Gilead es acusada de abusos de precios por enfermos de sida, pues ha escuchado duros epítetos de los activistas estadounidenses y debió brindar explicaciones sobre sus estrategias comerciales en el Congreso de Washington.

Nunca he visto un ejemplo más atroz de avaricia farmacéutica que supere la salud de los pacientes", dijo Peter Staley, miembro de la OnG ACT UP y cofundador de Treatment Action Group, sobre Gilead.

El comentario fue formulado en mayo pasado, cuando el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes citó a los directivos de Gilead, acusados de bloquear un genérico del retroviral Truvada.

El director ejecutivo de Gilead Daniel O'Day, aseguró que el Truvada era “un medicamento nuevo” y que su compañía “absolutamente no sabía” de la existencia de una versión anterior que fue abandonada en las primeras etapas de desarrollo.

Los legisladores pidieron la comparecencia de O’Day, ante la sospecha de que Gilead pudo haber retrasado deliberadamente la introducción de un nuevo tratamiento en el mercado mientras explotaba al máximo una franquicia más antigua y lucrativa.

Staley y otros pacientes presentaron una demanda contra Gilead asegurando que conspiró con otras compañías farmacéuticas para bloquear la competencia genérica de Truvada.

O’Day "mintió" al Congreso, aseguró el activista estadounidense.

Un vocero de la compañía respondió que O’Day "solo brindó un testimonio veraz" y que si bien la molécula del Truvada fue “descubierta y patentada hace casi dos décadas, se necesitaba una investigación, desarrollo e inversión significativos para transformar esa molécula en un componente de las terapias combinadas aprobadas por la FDA para tratar el VIH”.

El caso se Gilead “ha llegado a simbolizar el acalorado debate nacional sobre precios, patentes y acceso a la medicación”, afirmaron algunos activistas.

También hubo cuestionamientos sobre el papel de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que ayudaron a financiar la investigación sobre el medicamento y tienen patentes, pero no han recaudado regalías de Gilead.

Esas preocupaciones provocaron la audiencia celebrada por el Comité de Supervisión y Reforma en mayo pasado que citó a los directivos de Gilead como parte de una investigación más amplia sobre las prácticas de fijación de precios de la compañía.

No fue la primera vez que Gilead es cuestionado con dureza por el Congreso de su país: un informe del Senado estadounidense de 2015 establecía que Gilead fijaba los precios de sus medicamentos mediante "una estrategia de marketing diseñada para maximizar los ingresos con poca preocupación por el acceso o su asequibilidad".