PHRMA “ENGRASA” LAS CAMPAÑAS ELECTORALES DE ESTADOS UNIDOS CON MILLONES DE DÓLARES

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La industria farmacéutica está llenando el Congreso de Estados Unidos “de dinero en efectivo, incluso mientras los fabricantes de medicamentos compiten para combatir el coronavirus”, denunció una investigación periodística del sitio especializado STAT de Washington.

Los laboratorios estadounidenses han desatado “un aluvión de contribuciones que representa aproximadamente 11 millones de dólares en donaciones de campaña, distribuidas a través de aproximadamente 4.500 cheques de los denominados Comité de Acción Política (PAC) corporativos de las empresas y de los candidatos, escribió STAT.

De acuerdo a la investigación, los beneficiados son 356 legisladores, más de dos tercios de los miembros del Congreso actualmente en ejercicio, enumeró STAT.

El gasto sigue una larga tradición de generosas donaciones políticas. Los principales fabricantes suelen hacer cientos de modestas donaciones a los miembros titulares del Congreso, pero evitan donar a candidatos presidenciales, ya que ven poca utilidad en hacer apuestas presidenciales”, agregó el informe.

El examen de STAT se centró en 23 de los mayores fabricantes de medicamentos de Estados Unidos y las dos principales asociaciones empresarias del sector definidas como “lobistas”: PhRMA y la Organización de Innovación Biotecnológica, conocida como BIO.

El análisis subraya la variedad de conexiones entre los legisladores y las compañías farmacéuticas y detecto que durante 2020, los fabricantes estadounidenses de medicamentos han donado 8.62 millones de dólares a candidatos individuales o a sus comités de afiliados.

Las compañías farmacéuticas destinaron otros 2.59 millones a grupos políticos más amplios como el Comité de Acción Política de los Demócratas Moderados, al Comité Senatorial Republicano Nacional, y a otros PAC corporativos de la industria farmacéutica.

El PAC de Pfizer ha sido el más activo, enviando 548 cheques a varios legisladores y a otros grupos de la industria, sumando más cheques que el número total de legisladores electos en la Cámara de Representantes y el Senado.

Amgen y MSD repartieron otros 405 y 379 cheques respectivamente. AbbVie, con sede en Illinois, por ejemplo, hizo contribuciones a legisladores en 45 Estados, así como a los delegados de la Cámara sin derecho a voto que representan al Distrito de Columbia, Puerto Rico y las Islas Vírgenes de Estados Unidos.

“Los fabricantes de medicamentos se han lanzado a la carrera (de las donaciones electorales), incluidos varios cuyos PAC han apoyado a cientos de legisladores, incluidos Pfizer, Gilead Sciences y AstraZeneca”, enumeró el sitio.

STAT aseguró que el Congreso ha sido permeable a las demandas de la industria, en compensación de las donaciones.

Por ejemplo, “una propuesta reciente de los republicanos del Senado otorgaría a BARDA, una agencia encargada en gran medida de financiar los esfuerzos Covid-19 de las compañías farmacéuticas, 20 mil millones de dólares adicionales, 14 veces más dinero de lo que se asignó el año pasado”.

"Se trata menos de un intercambio en particular y más de crear una relación", explicó Sheila Krumholz, directora ejecutiva del Center for Responsive Politics, un grupo sin fines de lucro que hace seguimiento del uso del dinero en la política norteamericana, que STAT contrató para examinar registros de contribuciones.

“Y, tal vez, engrasar los patines en un tema en particular por el que una empresa está muy preocupada o ve una gran oportunidad. En COVID ciertamente son ambas cosas: estas corporaciones están siendo llamadas a ayudar a un país en crisis", reseñó Sheila Krumholz.

Billy Tauzin, un excongresista de Louisiana que se desempeñó como director ejecutivo de PhRMA, dijo en una entrevista que las contribuciones corporativas a los Comité de Acción Política PAC “representan una forma lógica para que los directivos de alto rango de la industria apoyen sus intereses en Washington”.

“Si quieres creer que es un sistema corrupto y la gente está comprando favores, supongo que nadie te va a convencer de lo contrario”, replicó a STAT.

“Por otro lado, se puede aceptar la noción de que no solo las corporaciones sino las personas en Estados Unidos tienden a donar a las personas con las que se asocian: les gusta la forma en que votan, les gusta la forma en que hablan sobre los problemas, les gustan las posiciones que he tomado. Por lo tanto, tiende a responder la llamada cuando se comunican con usted y les dicen: 'Necesito ayuda con mi campaña´”, justificó.

Las donaciones de la industria farmacéutica también son un intento de evitar una especie de Armagedón político futuro en el Congreso de Washington, explica STAT, porque si los demócratas toman el control del Senado y el exvicepresidente Joe Biden derrota al presidente Trump, el Congreso estaría listo para promulgar reformas sin precedentes en la forma en que los estadounidenses pagan por medicamentos recetados y PhRMA deberá aceptar más reformas que probablemente recortarán los ingresos de la industria farmacéutica.

Los demócratas en la Cámara ya han avanzado con una legislación para permitir que Medicare negocie los precios de los medicamentos y, haciéndose eco de una propuesta de Trump, limitar los precios en Estados Unidos en función de lo que cobran las empresas farmacéuticas por los mismos medicamentos en otros países desarrollados y de economías comparables.

Biden, a pesar de su reputación de moderado y aliado de la industria, también ha hecho campaña en una plataforma de precios de medicamentos agresiva.

Las grandes farmacéuticas están tratando de comprar el mantenimiento del status quo manipulado”, advirtió Ben Wakana, director ejecutivo del grupo de defensa Pacientes por Medicamentos Asequibles.

Wakana, sobre la investigación de STAT, analizó que "la amplitud de estas contribuciones muestra que las corporaciones farmacéuticas no tienen la intención de hacer nada para bajar sus precios; están derrochando millones en contribuciones de campaña para proteger su poder de imponer precios altos para los medicamentos recetados".

PhRMA, el poderoso grupo empresario de la industria farmacéutica, se negó a comentar sobre las contribuciones políticas de sus compañías miembros, citando una política de no discutir públicamente la defensa política o las tácticas de cabildeo, explicó STAT.

La investigación detectó los candidatos más beneficiados por los aportes de la industria farmacéutica: Veintitrés de las 25 compañías farmacéuticas o PAC de grupos corporativos en la encuesta de STAT contribuyeron al senador Mitch McConnell (Republicano-Kentucky), el líder de la mayoría republicana que busca la reelección en 2020 y que obtuvo más de la industria que cualquier otro legislador. Concretamente, la industria le transfirió donaciones por 197.386 dólares.

Brett Guthrie (Republicano-Kentucky), quien ocupa un puesto codiciado en el panel de supervisión del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, ha aceptado 108.147 dólares de grupos de la industria farmacéutica en lo que va de este año.

Los PAC corporativos de la industria farmacéutica también han entregado más de 100.000 dólares a cada uno de otros cinco senadores republicanos que aspiran a la reelección, muchos de los cuales son vistos como aliados de PhRMA: los senadores Thom Tillis de Carolina del Norte, Bill Cassidy de Louisiana, Cory Gardner de Colorado, John Cornyn de Texas y Steve Daines de Montana.

Sin embargo, los PAC de las compañías farmacéuticas tampoco han descuidado a los candidatos demócratas: los senadores Doug Jones de Alabama y Gary Peters de Michigan, también se ubicaron entre los 20 principales receptores de efectivo de la industria farmacéutica.

El representante Kurt Schrader (Demócrata Oregon), quien también forma parte del Comité de Energía y Comercio, fue uno de los principales receptores entre los demócratas con 86.000 dólares.

Al mismo tiempo, los PAC de la industria farmacéutica también han apoyado a varios legisladores de bajo perfil, muchos de los cuales son percibidos como aliados de la industria: el representante Scott Peters (Demócrata-California), recibió contribuciones de 18 compañías farmacéuticas individuales a su PAC, así como de PhRMA.

El senador Ron Wyden (Demócrata-Oregon), un crítico abierto de la industria farmacéutica y autor de la legislación de precios de medicamentos en el Senado, aceptó cheques de Amgen y del grupo comercial BIO.

Como en ciclos anteriores, la industria farmacéutica favoreció a los republicanos en sus donaciones de campaña, pero solo un poco: de las contribuciones dirigidas a legisladores o grupos de partidos específicos, el 53,5% se destinó a legisladores republicanos o grupos alineados con los republicanos, repartidos en aproximadamente 2.600 donaciones.

El 46,6% restante se destinó a los demócratas, repartidos en aproximadamente 2.100 donaciones individuales.

Las diferencias son más marcadas a nivel de liderazgo. El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (Republicano-California) recibió 129.000 en efectivo para la campaña. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (Demócrata-California), recibió solo 11.000 dólares.

Muchos de los 15 legisladores que han recibido más fondos de los PAC de la industria farmacéutica son senadores republicanos.

“Antes de una elección histórica, la industria farmacéutica apunta a sus favoritos republicanos” y “la industria farmacéutica tiene un claro interés en mantener el Senado en manos republicanas, y su gasto político en 2020 refleja esa prioridad”, aseveró STAT.

Para justificar las donaciones, las farmacéuticas forman los comités de acción política PAC a los que a menudo se alienta a los directivos de alto nivel a donar.

Esos PAC se ven comúnmente como un poder que opera en interés de la empresa, porque la ley prohíbe a las corporaciones donar directamente a los candidatos.

Los ejecutivos suelen donar cientos de dólares cada mes al PAC de su empresa, aunque sus contribuciones tienen un límite de 5.000 dólares anuales.

Las empresas y los grupos comerciales a veces también canalizan dinero a los candidatos de manera menos directa, a través de comités independientes conocidos como "super PAC" que no están técnicamente afiliados a un candidato específico pero que pueden recaudar dinero ilimitado de las corporaciones.

Muchos fabricantes de medicamentos emplean un PAC, que a menudo está compuesto por ejecutivos de la empresa y otros empleados de alto nivel, para decidir a qué candidatos apoyar.

“Por lo general, se trata de ejecutivos de asuntos gubernamentales de alto nivel”, explicó Kristin Brackemyre, directora de relaciones gubernamentales del Public Affairs Council, una asociación profesional no partidista de Washington.

El PAC de Pfizer, que ha dado más dinero a los candidatos que cualquier otro grupo de fabricantes de medicamentos en el ciclo de 2020, está copresidido por Sally Susman, Directora de Asuntos Corporativos de la compañía.

Casi todos los candidatos republicanos que la industria apoya en sus campaña se enfrentan a rivales demócratas bien financiados, muchos de los cuales están librando encuestas competitivas con los republicanos en el poder incluso en estados favorables a Trump como Montana y Carolina del Sur.

De hecho, es típico que los PAC corporativos apoyen las ofertas de reelección de los legisladores en ejercicio, independientemente de sus afiliaciones partidarias. En 2018, muchos de los principales receptores de fondos de la industria farmacéutica fueron senadores demócratas, como Bob Menéndez de Nueva Jersey y Bob Casey de Pensilvania, que buscaban la reelección.

Más allá de su interés en preservar una mayoría republicana en el Senado, los PAC de la industria farmacéutica tradicionalmente han apoyado a los legisladores que son vistos como aliados o que ocupan puestos clave en el Congreso que los posicionan de manera única para influir en las políticas relevantes para la industria.

"Parecen apuntar a funcionarios que estaban sentados en comités clave de atención médica, como los comités de Energía y Comercio y Medios y Arbitrios, el Comité de Finanzas en el Senado", explicó Olivier Wouters, profesor de la London School of Economics que este año publicó un análisis de dos décadas del gasto de campañas políticas de la industria farmacéutica. "Parece que están dando este dinero de manera bastante estratégica", analizó.

STAT menciona ejemplos de esa interrelación con legisladores sentados en comités estratégicos y “aceitados” por la industria:

McConnell, el líder del Senado, ha expresado poco interés en aplicar la legislación sobre precios de los medicamentos en los últimos cuatro años, tanto que ha ignorado una importante propuesta bipartidista que fue aprobada por el Comité de Finanzas del Senado, negándose a presentarla al pleno del Senado para su votación.

El senador republicano Cornyn, integrante de los Comités de Finanzas, de Inteligencia, de Judicial, y Jefe Asistente de la Mayoría, el año pasado y a instancias de los grupos de presión de la industria farmacéutica, suavizó una legislación de patentes farmacéuticas destinada a reducir los precios de los medicamentos.

El senador Thomas Tillis, un aliado incondicional de la industria que representa a los principales intereses de los fabricantes de medicamentos y biotecnología en Carolina del Norte, es autor de leyes de propiedad intelectual respaldadas por compañías farmacéuticas.

"No van a abandonar a sus antiguos aliados de la industria que están necesitados, que en este ciclo son en su mayoría republicanos que aspiran a la reelección", vaticinó Krumholz, del Center for Responsive Politics.

"Lo que normalmente sucede es que le darán al titular, y si a medida que se acercan las elecciones, el titular parece estar particularmente en riesgo, considerarán obsequios para el retador", vislumbró.

Si los demócratas obtuvieran el control del Senado, probablemente presionarían para aprobar una legislación similar a la Ley de reducción de costos de medicamentos de 2019, una propuesta demócrata que permitiría a Medicare negociar directamente el precio de 250 medicamentos y limitaría los precios en EE.UU a partir de comparaciones con otros países desarrollados.

Ese proyecto de ley supuestamente le costaría a la industria farmacéutica entre 500 mil millones y 1 billón en ingresos en la década posterior a su aprobación, según las estimaciones de PhRMA.

Los dos principales beneficiarios demócratas en general fueron objetivos claramente más calculados: tanto los senadores Chris Coons (Delaware) como Menéndez representan a Estados donde los fabricantes de productos farmacéuticos desempeñan un papel importante en la economía local.

El demócrata Coons también es visto como un aliado de la industria y ha trabajado con el republicano Tillis para defender abiertamente las protecciones de propiedad intelectual más sólidas que favorezcan a la industria farmacéutica.

Los PAC de la industria farmacéutica han contribuido más a los republicanos que a los demócratas en 14 de las últimas 16 elecciones generales, que datan de 1990.

“Si bien los defensores de la industria farmacéutica se han presentado durante mucho tiempo como bipartidistas, el panorama del financiamiento de campañas en 2020 pinta una imagen cada vez más clara de la visión de la industria farmacéutica: ahora, quizás más que nunca, son los republicanos quienes apoyarán su agenda en el Congreso”, vislumbra STAT.

Sin embargo, incluso entre los legisladores republicanos, hay poco con lo que las principales figuras de la industria farmacéutica puedan contar incondicionalmente o en condiciones de torcer votaciones.

"Las grandes farmacéuticas no tienen lealtad política, y su estrategia de ganar influencia apoyando a políticos en ambos lados del pasillo les ha ganado muchos enemigos en Washington", reconoció el senador Chuck Grassley (Republicano por Iowa), presidente del Comité de Finanzas del Senado, a STAT en un comunicado.

STAT explicó que su informe se elaboró a partir de las presentaciones de informes trimestrales de julio de la Comisión Federal Electoral y se actualizará a medida que las compañías farmacéuticas, los candidatos y los comités políticos afiliados revelen contribuciones adicionales.

El análisis incluye contribuciones hechas directamente a los comités electorales de candidatos, así como a los PAC afiliados a candidatos individuales. Por ejemplo, las visualizaciones de datos incluyen contribuciones farmacéuticas al comité de campaña de Grassley y a Hawkeye PAC, un grupo de campaña independiente afiliado a Grassley. Las contribuciones a ambas organizaciones se atribuyen a Grassley.

El análisis excluyó las contribuciones a grupos como Blue Dog PAC, que están débilmente afiliados a grupos de legisladores, pero no son directamente atribuibles a un solo miembro del Congreso.