DIPUTADOS Y GOBIERNOS EUROPEOS PROPONEN REPENSAR LA FABRICACIÓN LOCAL DE MEDICAMENTOS DESPUÉS DE COVID 19

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El Parlamento Europeo ha reclamado que la UE sea “más autosuficiente” en el suministro de medicamentos y equipos médicos para que los tratamientos asequibles estén disponibles en todo momento. El reclamo está contenido en una reciente resolución en la que los eurodiputados piden “una mayor respuesta a la escasez de medicamentos” que se experimentó durante el inicio de la pandemia.

Los gobiernos de Alemania y Francia también lanzaron una iniciativa europeísta para relocalizar la producción de medicamentos en el contexto de la pandemia que “ha reabierto el debate sobre producción farmacéutica”, debate “que ahora se ha vuelto particularmente relevante y urgente”, señaló la organización intergubernamental South Centre.

La resolución de los eurodiputados, aprobada por 663 votos contra 23 y 10 abstenciones, subraya que se debe dar prioridad al impulso de la producción nacional de medicamentos esenciales y estratégicos, ya que actualmente el 40% de los medicamentos comercializados en la UE se originan en países no pertenecientes a la UE, mientras que el 60-80% de los ingredientes farmacéuticos activos se producen en China e India.

Además, instan a la Comisión Europea a crear una reserva europea de contingencia de medicamentos de importancia estratégica, siguiendo las líneas del mecanismo RescEU (Red de Operaciones Europeas de Protección Civil y Ayuda Humanitaria) que debería funcionar como “una farmacia europea de emergencia” para minimizar la escasez.

Sobre esta iniciativa, han propuesto que se garantice la “igualdad de acceso para todos los Estados miembros mediante un nuevo mecanismo de distribución justa”.

Coincidentemente, el gobierno de Alemania propuso una consulta entre sus socios de la Unión Europea para reinstalar la producción local de medicamentos e insumos hospitalarios, para eludir la dependencia actual de las manufacturas de China e India.

El Ministro Federal de Salud de Alemania, Jens Spahn, anunció su intención de iniciar consultas con socios de la UE sobre la posibilidad de trasladar la producción de determinados principios activos farmacéuticos (API) de regreso a su país, una de las potencias farmacéuticas de Occidente.

El presidente francés Emmanuel Macron también anunció la semana pasada una iniciativa para reubicar la producción de medicamentos en territorio nacional “por una cuestión de seguridad farmacéutica y soberanía industrial”.

Stella Kyriakides, Comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, confirmó que “la estrategia farmacéutica para Europa es una piedra angular de nuestra política en el ámbito de la salud para los próximos cinco años”.

En esa dirección, el colombiano German Velásquez, Asesor Especial en Política y Salud de South Centre, afirmó que “la crisis de COVID-19 ha puesto de relieve la interdependencia global en el suministro de productos farmacéuticos” y a partir de la evidencia de la escasa capacidad industrial local o regional, “muchos países industrializados están tomando la decisión de repatriar o iniciar la producción de ingredientes farmacéuticos activos (API) y medicamentos”.

Los gobiernos comienzan a hablar de "soberanía farmacéutica" o "seguridad sanitaria", analizó Velásquez sobre la “desglobalización” que avanza en el mundo, en un reciente informe editado por South Centre.

Pero, “si esto se convierte en una realidad y la producción de productos farmacéuticos está dirigida por políticas nacionalistas, los países en desarrollo que aún carecen de capacidad de fabricación, deberán iniciar o ampliar la producción local de productos farmacéuticos, ya sea a nivel nacional o regional”, advirtió el experto colombiano en medicamentos y propiedad intelectual.

Velásquez subrayó que La crisis del COVID-19 ha puesto de relieve las interdependencias en la producción mundial de productos farmacéuticos y que “ningún país es autosuficiente”.

“Esta podría ser una oportunidad para garantizar que la salud, en lugar de ganancias puramente comerciales, se convierta en el principal objetivo de la industria farmacéutica”, opinó el experto de South Centre.

Velázquez vislumbró que los países se encaminan hacia “una guerra para obtener la futura vacuna” COVID 19 que “no parece fácil con estos nuevos desarrollos, ya que pueden concentrar el control de la producción de vacunas en unos pocos países desarrollados”.

Actualmente, “alrededor del 80 por ciento de las ventas mundiales de vacunas provienen de cinco grandes corporaciones multinacionales”, precisó.

En tono crítico, Velásquez reconoció que la producción local tampoco “significa necesariamente que los precios de los medicamentos se reduzcan para el usuario final”.

Entre las advertencias de Velásquez, menciona:

 Si muchos países adoptan la producción local, el resultado puede ser un menor acceso a los medicamentos, dado que las instalaciones de producción en muchos países pueden significar renunciar a las economías de escala. La alternativa “Es posible que los mercados de países pequeños se coordinen o se unan juntos para crear economías de escala”.

Para muchos países, conocimientos técnicos, materias primas, estándares de calidad y los equipos de producción y laboratorio deben importarse, con el resultado de que los ahorros de cambio pueden ser pequeños o inexistentes.

Pocos países en desarrollo tienen la capacidad de producir ingredientes activos.

Al mismo tiempo, la producción y la transferencia de tecnología podrían fortalecerse en varios países de ingresos bajos y medianos.

Una iniciativa en tal sentido fue lanzada por la OMS en 2009 en cooperación con la UNCTAD. El proyecto titulado “Mejorar el acceso a los medicamentos en los países en desarrollo mediante la transferencia de tecnología relacionados con productos médicos y producción local”, concluyó en septiembre de 2016.

La UNCTAD al evaluar los resultados de ese programa analizó las experiencias de Argentina, Bangladesh, Colombia, Etiopía, Indonesia, Jordania, Tailandia y Uganda.

En abril de 2017, la OMS convocó una consulta interinstitucional para discutir la producción local de medicamentos esenciales. La reunión se celebró en Ginebra y contó con la presencia de representantes de 14 agencias internacionales.

Dada la posición que la OMS había mantenido sobre el tema, “no sorprendentemente”, una de las conclusiones de la consulta fue: “Si bien puede ser factible desarrollar inicialmente la producción local, la sostenibilidad comercial sigue siendo un desafío cuando los medicamentos y productos sanitarios producidos a través de la producción local pueden ser más caros que las alternativas disponibles comercialmente, incluidos los productos importados”.

Curiosamente, otra agencia de la ONU, la ONUDI, ha ocupado una posición bastante diferente a la dominante en la OMS. Velásquez recordó en su informe que “desde 2006, la ONUDI ha brindado cooperación técnica y asesoramiento servicios para promover la producción farmacéutica local (LPP) en los países en desarrollo con una amplia gama de socios”.

“En el marco de un proyecto mundial, la ONUDI contribuyó a mejorar la entorno operativo y capacidades técnicas de los fabricantes locales y ayudó a la LPP como tema de desarrollo global.

“Este compromiso ha establecido ONUDI como organización líder en la agenda de LPP”, concluyó Velásquez.

Informe completo:
https://www.southcentre.int/wp-content/uploads/2020/09/RP_118_reduced-1.pdf