INVESTIGACIÓN DEL CONGRESO ESTADOUNIDENSE PONE A LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA CONTRA LAS CUERDAS
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Los directivos de las principales multinacionales estadounidenses fueron sometidos a duros interrogatorios durante las recientes audiencias convocadas por el Congreso de Washington, para que explicaran los aumentos de precios de sus medicamentos.
Las audiencias fueron convocadas por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes en coincidencia con la presentación de una investigación de 18 meses sobre los aumentos de precios de los medicamentos en Estados Unidos, que fue contrastada con las explicaciones que ensayaron los CEO de las farmacéuticas multinacionales Bristol Myers Squibb (BMS), Celgene, Amgen, Novartis, Teva y Mallinckrodt, entre otras.
Las audiencias fueron conducidas por los demócratas Rashida Tlaib, Ayanna Pressley y Katie Porter, que pusieron a los directores ejecutivos a la defensiva “como nunca antes”, escribió Nicholas Florko corresponsal en Washington del sitio especializado STAT.
Las legisladoras demócratas expusieron entre otros ejemplos los incrementos de precios de los medicamentos Copaxone de Teva para la esclerosis múltiple y Revlimid de BMS para el mieloma múltiple.
La demócrata californiana Katie Porter, una bogada especializada en derechos del consumidor que se ha hecho un nombre al avergonzar a los directores ejecutivos de empresas con preguntas incisivas y una pizarra, estuvo a la altura de su reputación.
La legisladora recurrió a una pizarra para mostrar los repetidos aumentos de precios de Celgene para Revlimid, que ahora cuesta 763 dólares por dosis, frente a 215 dólares en 2005, y exigió que Mark Alles, quien se desempeñó como CEO de Celgene hasta que Bristol Myers Squibb adquirió la compañía en 2019, que explicara si la droga había mejorado durante el mismo período de tiempo.
Cuando Alles intentó insistir en que el fármaco estaba aprobado para nuevas indicaciones, la legisladora presionó aún más: “¿La droga empezó a actuar más rápido? ¿Hubo menos efectos secundarios? ¿Cómo cambió la fórmula o la producción de Revlimid para justificar este aumento de precio? " lanzó Porter sus estocadas a las que el CEO no tuvo respuestas o trastabilló en sus respuestas.
Ayanna Pressley también presionó repetidamente a Alles sobre cuánto había invertido el gobierno en el desarrollo de Revlimid y expuso estudio por estudio sobre el desarrollo del fármaco, y en cada turno le preguntó a Alles si sabía que los estudios estaban financiados por el gobierno.
La representante por Massachusetts también lo presionó con un correo electrónico interno en el que Alles se jactaba de que el análisis financiero que decidió a Celgene de invertir en el medicamento subestimó “dramáticamente” el valor del medicamento.
"Para resumir aquí: el medicamento no mejoró, los pacientes con cáncer no mejoraron, simplemente mejoró como ganar dinero, simplemente refinó sus habilidades para aumentar los precios", remató Porter.
Tlaib, la primera legisladora estadounidense de origen palestino en el Congreso estadounidense, se enfrentó al director ejecutivo de Teva, Kåre Schultz, y lo obligó a describir cómo la empresa utiliza programas de caridad para impulsar sus ventas.
Cuando Schultz insistió en que los programas no se usaban para ganar dinero, la abogada Tlaib exhibió documentos internos de la farmacéutica que mostraban que Teva trazaba un mapa del retorno de las inversiones de sus programas de caridad.
“En mi distrito, señor Schultz, llamamos a esto una actividad secundaria. Su compañía farmacéutica hace las llamadas donaciones caritativas para que parezca que le importan una mierda las personas enfermas”, dijo descarnadamente la legisladora demócrata.
"Pero en realidad, estos son solo otro plan de su empresa para hacer dinero con las personas enfermas", completó la legisladora y abogada con base de militancia demócrata en el Estado de Michigan.
El representante demócrata Jamie Raskin (Maryland), señaló como contradicción que los directores ejecutivos de los laboratorios “continúan diciendo que reducir los precios de los medicamentos dañaría la investigación y el desarrollo” pero en realidad “los propios documentos internos de Teva -insistió- muestran que los ejecutivos de Teva sabían que el tema de conversación era falso”.
"Otros documentos que su compañía presentó al comité contradicen directamente esos puntos de conversación", le espetó Raskin a Schultz, exhibiendo un powerpoint interno descubierto por la investigación que mostró que Teva sabía que gastaba menos en investigación y desarrollo que cualquier otra compañía farmacéutica.
“En directa contradicción con los puntos de conversación que obtuvimos de su empresa y que escuchamos hoy, Teva no pudo informar al comité un solo gasto en I + D que tuvo lugar después de 2015 y, sin embargo, ha habido múltiples aumentos de precios desde 2015, ¿cómo ¿justificas eso?”, interrogó Raskin.
Schultz de Teva fue el claro perdedor de las audiencias pues se negó a responder a casi todas las preguntas que se le hicieron sobre el comportamiento de su laboratorio con casa matriz en Israel, porque, afirmó, se trata de decisiones que sucedieron antes de que asumiera el cargo de CEO en 2017.
El comité, que publicó dos informes con sus investigaciones de 18 meses, “confirmó una serie de tácticas incriminatorias utilizadas por los fabricantes de medicamentos para aumentar sus precios”, sintetizó el periodista de STAT.
Pero al margen del resultado práctico de las audiencias, era inevitable que se convirtieran en un combate prelectoral a pocas semanas de las elecciones presidenciales.
Nicholas Florko escribió que “desde el momento en que la presidenta del Comité de Supervisión, Carolyn Maloney (Demócrata/Nueva York), dio por finalizada la audiencia del miércoles, los demócratas parecieron decididos a convertirlo en un discurso extendido para su proyecto de ley de precios de medicamentos, conocido como HR 3, que permitiría a Medicare negociar los precios de los medicamentos , similar a la forma en que muchos gobiernos europeos negocian los medicamentos y otros servicios de atención médica”.
“Los republicanos respondieron de la misma manera, acusando repetidamente a los demócratas de importar el socialismo y amenazar el progreso médico y presentaron su propio proyecto de ley mucho más estrecho, HR19, como la mejor solución capitalista para los precios de las drogas”, analizó el periodista.
El proyecto de ley de los republicanos es una combinación de más de 35 proyectos de ley de precios de medicamentos bipartidistas, como un proyecto de ley para tomar medidas enérgicas contra los llamados acuerdos de pago por retraso y otro que limitaría que las personas mayores pueden pagar cada año por los medicamentos más de 3.100 dólares.