FARMACÉUTICOS HOSPITALARIOS EN LA PRIMERA FILA EN LA LUCHA CONTRA LA PANDEMIA

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Los farmacéuticos hospitalarios han escalado en protagonismo durante la pandemia, al aportar su conocimiento al pie de las camas de terapia intensiva y al consolidar la interrelación con otros profesionales de la salud.

El protagonismo sustancial del farmacéutico hospitalario durante la pandemia se refractó a cientos de participantes durante el conservatorio “COVID-19: TRATAMIENTOS Y RESISTENCIA ANTIMICROBIANA EN EL PACIENTE COVID POSITIVO”, organizado por el Departamento Hospitalarios de FEFARA.

La apertura y la clausura del conservatorio estuvo a cargo de Damián Sudano, presidente de FEFARA, quien destacó que “el Departamento Hospitalarios está trabajando muy bien capacitando a los farmacéuticos, en especial durante a pandemia”.

El compromiso es seguir difundiendo la actividad de los farmacéuticos y poner en valor su participación en el sistema de salud”, resaltó el presidente de FEFARA.

Precisamente, Sudano subrayó que “FEFARA tiene un espíritu federal que llega a muchas provincias”.

El Departamento Hospitalarios de FEFARA explicó que “la idea de llevar a cabo un encuentro virtual, en formato Conversatorio, persiguió como objetivo brindar a los Colegas Farmacéuticos y demás profesionales de la salud, un espacio de exposición y debate interdisciplinario para abordar uno de los tantos puntos críticos que ha puesto de manifiesto la pandemia por COVID-19, como son los tratamientos y la resistencia antimicrobiana”.

La elección del tema radico, principalmente, “en la necesidad de poner en primera plana esta problemática que data desde hace mucho tiempo y que, se ha intensificado aún más en este último periodo, como consecuencia de la crisis sanitaria por COVID-19”.

Es de suma importancia comprender que la exposición innecesaria a los antimicrobianos incrementa el riesgo de desarrollar eventos adversos e interacciones medicamentosas, adquirir sobreinfección por otros patógenos, además del marcado incremento que representa en los costos asistenciales”, subrayó el Departamento Hospitalarios.

Ana Fajreldines, jefa del Departamento de Calidad del Paciente en el Hospital Alemán y master en Farmacia Clínica destacó durante el conversatorio que “necesitamos el paciente a paciente de un farmacéutico hospitalario que pueda identificar a ese paciente y de lo contrario nos faltará una pata”.

El Hospital alemán “invierte mucho en tecnología y es una ventaja competitiva que nos pone en encima de la media”, destacó la profesional.

Al comenzar la pandemia “debimos enfrentar de un día para el otro una situación para que la que no estábamos preparados y con una batería de medicamentos que al principio no resultaron efectivos”, subrayó.

Ana Fajreldines propuso que un farmacéutico clínico debería ocuparse de un grupo de pacientes e incorporarse a los equipos interdisciplinarios de cada servicio.

Agustina Malvicini, farmacéutica del Hospital Austral , coincidió que “somos muchos los que estamos trabajando y con profesionales de todas las áreas del hospital”, desde el comienzo de la pandemia.

“Todos los días leo historias clínicas de todos los pacientes que usan antibióticos en cuanto a dosis frecuencia y cultivos, cuando inicia y cuando finaliza”, explicó Malvicini.

La profesional detalló que en su hospital “la unidad de control de infecciones mantiene un nexo permanente con los farmacéuticos clínicos que están en el día a día sobre el paciente”.

“Es reconfortante cuando podemos ajustar algún antibiótico para que la terapéutica de los pacientes sea la adecuada”, subrayó.

Así también, “el trabajo tiene que ser en equipo o sería muy difícil abordar la pandemia o lo que se nos ponga adelante” y en su caso expresó “el honor de trabajar con gente que resultó ser guerrera que trabajaba de lunes a lunes y da orgullo trabajar y transitar con gente tan guerrera”.

Wanda Cornistein, Infectología Hospital Austral, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y docente de la UBA, afirmó que “hay que volver a la evidencia científica” porque al comienzo de la pandemia “se usaron muchos medicamentos por cierta desesperación”.

Cornistein explicó que “cuando volvemos al método científico la evidencia no está o la evidencia indica que (un tratamiento) no funciona, como el plasma de convaleciente” y por eso propuso “volver a los estudios de calidad”.

“Dejemos de automedicarnos o leer anecdóticamente un artículo del diario para decir que eso sirve”, reforzó.

Cornistein aportó como estadística que desde 2020 la resistencia antimicrobiana “ha avanzado exponencialmente y hoy vemos la resistencia que deberíamos ver dentro de 9 años, o sea se ve una aceleración que nos pone ante una falta de terapias apropiadas”.

“Se sobreutilizaron antibióticos que no sirvieron para el COVID, pero que se usaron en la primera etapa”, recordó sobre los inicios de la pandemia y las respuestas a veces desesperadas.

También, “vemos pacientes internados hasta 21 días. lo que predispone al uso de antibióticos de amplio espectro”, explicó.

Al mismo tiempo, advirtió que “presionamos con antibióticos y eso acelera la resistencia”, mencionando que existe “el proyecto IMPACTAR” destinado a estudiar el buen uso de los antibióticos.

“La sensación que dejó la pandemia es que se consumió mucho de antibióticos y otros insumos cuando faltaban camisolines o barbijos”, comparó.

Cornistein recomendó que “un enfermo COVID no debería recibir antimicrobianos, no se recomienda a lo largo de la internación, salvo cuando hay una alta sospecha de infección microbiana”.

“Queremos buscar un milagro y no vemos la hora que esto termine, pero mientras tanto tenemos que seguir con la responsabilidad de cuidarnos”, completó.

Alicia Gira, integrante del equipo de Terapia Intensiva del Hospital Austral y miembro de la Sociedad Europea de Cuidados Clínicos, elogió al personal de su centro hospitalario que demostró “compañerismo y solidaridad” durante la pandemia, sin diferenciar especialidades.

“Todos los servicios se ofrecieron para acompañar a terapia intensiva anotándose como si fuese una guerra”, graficó.

Gira recordó que hubo que “duplicar el número de pacientes y ampliar unidades y con esto también se agregó la necesidad de más recursos humanos”.

La consecuencia ha sido el “desgaste psicológico y físico” del personal sanitario de la primera línea, pero con la premisa de “no bajar los brazos, llegar a casa y poner la cabeza en agua fría y seguir al otro día”.

La profesional propuso “desescalar” el uso de los antibióticos y fortalecer la relación entre profesionales de la salud y los pacientes para evitar las sobreinfecciones.

Marisa Bazzano, coordinadora del conversatorio, resumió que el desafió es hallar el equilibrio entre los ensayos y los resultados prácticos, “cambiando los procesos, yendo para adelante y para atrás, hasta que esos proyectos antimicrobianos sean eficientes”.