EL FBI TAMBIÉN INDAGÓ SOBRE LOS ENSAYOS DE ECOHEALTH ALLIANCE CON LOS CORONAVIRUS DE MURCIÉLAGOS FINANCIADOS POR ESTADOS UNIDOS EN CHINA
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Nuevos documentos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) publicados por el periodismo revelan que el FBI investigó las actividades de EcoHealth Alliance en Wuhan luego del estallido de la pandemia y aportan indicios de una peligrosa laxitud para controlar los experimentos de la empresa estadounidense en China.
Las revelaciones de los correos también confirman que EcoHealth Alliance pidió que se ocultara al periodismo información sobre las subvenciones que había recibido desde 2016 de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para sus investigaciones en Wuhan.
EL FBI pidió acceder a los registros de la subvención otorgada a EcoHealth Alliance para financiar sus investigaciones de los coronavirus en asociación con el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), según los correos electrónicos entre funcionarios de los NIH y la agencia del Departamento de Justicia de Estados Unidos intercambiados en la primavera boreal de 2020, a los que accedió el sitio digital The Intercept de Washington.
Los correos electrónicos también contienen solicitudes no reportadas previamente que los NIH hicieron a EcoHealth Alliance como condición para restaurar en 2020 la subvención que financiaba sus investigaciones en Wuhan.
“Si bien no pudo proporcionar parte de la información solicitada por los NIH, Peter Daszak, el asediado presidente de EcoHealth, luchó ferozmente para salvar la subvención”, escribió The Intercept.
“La nueva información brinda una ventana sin precedentes a la pelea de alto perfil entre EcoHealth Alliance y los NIH, y subraya la tenue comprensión de los NIH de los protocolos de bioseguridad vigentes en sus proyectos de investigación, incluso con un proyecto que desde entonces ha estado bajo escrutinio por un posible enlace a la pandemia de COVID-19”, agregó el sitio periodístico.
“No parece haber un registro transparente y accesible de los informes de incidentes”, analizó Filippa Lentzos, codirectora del Centro de Estudios de Ciencia y Seguridad del King's College de Londres, después de revisar algunos de los correos electrónicos. “Eso es muy preocupante y subraya la necesidad de una revisión de la supervisión de la bioseguridad en los Estados Unidos”, agregó.
La correspondencia contiene cartas que se remontan a abril de 2020, cuando los funcionarios de la administración Trump culpaban al Instituto de Virología de Wuhan, sin pruebas suficientes, de causar la pandemia.
El 17 de abril del 2020, se le preguntó al presidente Donald Trump en una conferencia de prensa sobre la subvención de los NIH a EcoHealth Alliance, bajo la cual el laboratorio chino era socio.
“Terminaremos esa subvención muy rápidamente”, exclamó el presidente Trump y dos días después, Michael Lauer, subdirector de investigaciones externas de los NIH, informó a Daszak que se suspendían los fondos de subvención al Instituto de Virología de Wuhan e instruyó a EcoHealth Alliance a que dejara de proporcionar dinero de subvención al instituto chino.
El 24 de abril, según una carta incluida en las nuevas comunicaciones, Lauer transmitió que los NIH cancelaban la subvención completa porque no "se alineaba con los objetivos del programa y las prioridades de la agencia".
Mientras tanto, los funcionarios del NIH negaban la posibilidad del origen en un laboratorio de la pandemia de COVID, al menos en público.
Sin embargo, más tarde se revelaría que, en febrero de 2020, el director del NIAID, Anthony Fauci, y el entonces director del NIH, Francis Collins, consultaron en privado con destacados científicos que habían considerado seriamente la posibilidad de un origen de laboratorio para la pandemia, y que dos meses después, algunos investigadores todavía creían que un accidente de laboratorio era posible.
“Si bien un puñado de expertos en bioseguridad había pedido abiertamente que se examinara la financiación de EcoHealth Alliance por parte de los NIH, sus súplicas se vieron ahogadas en gran medida por las disputas políticas”, publicó The Intercept.
“Me pregunto si hay algo que los NIH puedan hacer para ayudar a sofocar esta conspiración tan destructiva”, escribió Collins en un correo electrónico a Fauci a fines de abril de 2020, en referencia a un programa de la cadena Fox News que mencionó la hipótesis del origen de la pandemia en un laboratorio.
Según los informes, los funcionarios de Trump habían dado instrucciones a las agencias de inteligencia para que buscaran pruebas que vincularan el laboratorio de Virología de Wuhan con la pandemia.
El interés de Trump apuntaba a convertir a China en el chivo expiatorio y los funcionarios de su administración se centraron en pruebas incompletas recolectadas en Wuhan.
Pero los correos electrónicos obtenidos por The Intercept indican que el FBI buscó donde los expertos en bioseguridad sugirieron que deberían hacerlo: en la subvención de los NIH a EcoHealth Alliance.
El 22 de mayo de 2020, Ashley Sanders, funcionaria de la Oficina de Evaluación de la Gestión de los NIH, envió un correo electrónico al agente del FBI David Miller con el asunto "FW: Preguntas sobre subvenciones - Investigación del FBI - 1-R01AI110964-01 - 2-R01AI110964-06", correspondiente a los números que el NIH había asignado a la subvención y su renovación.
La correspondencia sugiere que los administradores de los NIH proporcionaron a Miller información detallada sobre la subvención.
“En preparación para nuestra llamada del martes, Erik proporcionó respuestas a sus preguntas iniciales a continuación”, escribió Sanders, refiriéndose a Erik Stemmy, un oficial de programa para la subvención.
En octubre pasado, la Oficina del director de Inteligencia Nacional (DNI, en inglés) de Estados Unidos, publicó un informe que evaluó los posibles orígenes de la pandemia.
En el documento, que siguió a una revisión de 90 días por parte de las agencias de inteligencia ordenadas por el presidente Joe Biden, se plasmó una hipótesis moderada de que la pandemia tuvo un origen de laboratorio, “probablemente involucrando experimentación, manejo de animales o muestreo por parte del Instituto de Wuhan de Virología”.
Cuatro agencias de inteligencia y el Consejo Nacional de Inteligencia concluyeron con poca confianza que la pandemia tuvo un origen natural, recordó The Intercept.
“Los expertos se han preguntado si las agencias de espionaje obtuvieron acceso a los documentos de subvención de EcoHealth Alliance”, agregó.
El informe detallado del DNI no enumeró los documentos o las comunicaciones de la subvención como fuente de información, pero el correo electrónico sobre la investigación ahora sugiere que el FBI había obtenido previamente al menos alguna información interna sobre la subvención de EcoHealth Alliance. El FBI se negó a confirmar la existencia de la investigación o hacer comentarios a la consulta de The Intercept.
Los correos electrónicos recientemente publicados detallan cómo EcoHealth Alliance luchó contra la cancelación de su subvención por parte de los NIH.
El 22 de mayo de 2020, el abogado Andrew Krinsky de la firma de Nueva York Tarter Krinsky & Drogin le escribió a Lauer de los NIH en nombre de EcoHealth Alliance.
En ese correo el abogado sostuvo que el NIAID había clasificado la subvención como de "prioridad extremadamente alta" cuando se consideró su renovación a mediados de 2019 y que EcoHealth Alliance ya había acordado no transferir más fondos al Instituto de Virología de Wuhan.
Si bien los NIH había dicho que "la decisión de no otorgar una subvención, o de otorgar una subvención a un nivel de financiación particular, queda a discreción de la agencia" y citó una cláusula que le permitía rescindir las subvenciones a voluntad, Krinsky argumentó que los NIH no tenía el derecho legal de cortar la financiación y que, de acuerdo con las propias reglas de los NIH, no había “una base racional para cancelar” la subvención.
Los NIH, EcoHealth Alliance y Tarter Krinsky & Drogin no respondieron a las solicitudes de comentarios detalló The Intercept.
En una carta de julio de 2020 publicada previamente por Vanity Fair, Lauer informó a Daszak que la subvención podría restablecerse, pero solo si EcoHealth Alliance podía cumplir con siete condiciones.
Estas incluyeron proporcionar una muestra del "virus SARS-CoV-2 real que WIV usó para determinar la secuencia viral" y explicar actividades aparentemente inusuales en el Instituto de Virología de Wuhan, incluidos bloqueos de carreteras y disminución del tráfico de teléfonos celulares, así como la eliminación del perfil en línea de un miembro del personal del laboratorio llamado Huang Yanling.
Al mes siguiente, según revelan los correos electrónicos recién publicados, los abogados de Tarter Krinsky & Drogin enviaron a Lauer una refutación detallada de siete páginas, exigiendo que los NIH restablecieran la subvención y liberara inmediatamente los fondos de la subvención.
La refutación sugirió que EcoHealth Alliance y el Instituto de Virología de Wuhan estaban siendo examinados injustamente. Daszak se hizo eco de esa idea en una entrevista con Nature ese mismo mes en la que calificó las condiciones de los NIH de “atroces”.
En octubre de 2020, Lauer respondió, argumentando que los NIH tenían derecho a cancelar la subvención. “Las respuestas de EcoHealth no han satisfecho las preocupaciones de los NIH de que EcoHealth no había monitoreado adecuadamente el cumplimiento de su subreceptor, y que el subreceptor, WIV (Instituto de Virología de Wuhan), no había cumplido con los requisitos de seguridad”, escribió Lauer.
Pese a los cuestionamientos sobre las falencias en bioseguridad, el funcionario de los NIH ofreció a EcoHealth Alliance, una última oportunidad para responder a sus siete condiciones, y agregó tres solicitudes más sobre la investigación en Wuhan.
Entre las nuevas solicitudes, que no se informaron anteriormente, se encontraban descripciones de los esfuerzos de EcoHealth Alliance para monitorear el riesgo en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) y copias de todos los informes de bioseguridad del WIV desde junio de 2014 hasta mayo de 2019.
Seis meses después, en abril de 2021, Daszak le escribió una extensa carta a Lauer, esta vez firmada por él y no por sus abogados, abordando las 10 condiciones.
En esa carta, Daszak ofreció reunirse con Lauer “sin asesoramiento legal en una conversación de científico a científico” y agregó: “Espero su respuesta y espero que esto permita a los NIH levantar la suspensión de la financiación para que podamos continuar nuestro trabajo para ayudar a proteger a nuestra nación, de hecho a la población mundial, contra futuras pandemias de coronavirus”.
Sin embargo, en un correo electrónico confidencial que envió a los funcionarios de los NIH y a los funcionarios del programa más tarde en abril, adoptó un tono menos conciliador. “Creo que está buscando material para respaldar su insinuación anterior de que EcoHealth Alliance ha hecho un mal trabajo al monitorear la bioseguridad”, escribió Daszak sobre Lauer en el correo electrónico.
Daszak interpretó los esfuerzos de supervisión del funcionario de los NIH como un posible intento de "brindar cobertura para que pueda decir que no cumplimos" con las exigencias de los NIH.
Sin embargo, durante años, “los funcionarios de los NIH trabajaron con EcoHealth Alliance para evadir las restricciones en los experimentos con coronavirus”, aseveró The Intercept.
Entre los destinatarios del correo electrónico estaba Erik Stemmy, el oficial de programa de la subvención de EcoHealth Alliance.
The Intercept informó anteriormente que Stemmy era uno de los dos empleados de la agencia que habían permitido a Daszak redactar una regla que rige la investigación de su grupo.
La lista de beneficiarios también incluía a varios jefes de sección de los NIH, incluida Emily Linde, directora del programa de administración de subvenciones de los NIH; Matthew Fenton, director de la división de actividades externas de la agencia; y Emily Erbelding, directora de la división de microbiología y enfermedades infecciosas.
“Cualquier empujón que pudieras darle al Dr. Lauer sería bienvenido”, escribió Daszak a los mencionados funcionarios.
“Me doy cuenta de que la política no es muy buena en este momento, pero esto es ciencia, no política, y tenemos un trabajo que hacer para tratar de identificar la próxima enfermedad similar a COVID, que seguramente está por ahí y probablemente ya se está extendiendo en algún lugar de China”, propuso Daszak en su carta, en un intento por sumarlos a su causa.
A medida que la investigación financiada por los NIH en Wuhan se convirtió en el centro de atención en 2020, las comunicaciones de los institutos estatales se sumaron a la sensación de que el personal tenía una comprensión débil de la bioseguridad tanto de ese proyecto como de otros.
En agosto de 2020, un artículo de ProPublica sobre una falla de bioseguridad en un laboratorio de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill ocurrido en 2016 también durante investigaciones sobre los coronavirus, provocó una oleada de correos electrónicos en el NIAID.
Dos días después de la publicación del artículo, el personal de NIAID se apresuró a buscar información sobre el incidente, en el que un investigador fue mordido por un ratón infectado con coronavirus y no se aisló después.
La Universidad de Carolina del Norte fue socia de EcoHealth Alliance en una de las investigaciones de los coronavirus de murciélago.
Los empleados del NIAID parecen no haber tenido constancia del incidente hasta que salió publicado cuatro años después. “¿Se informó este incidente de febrero de 2016 al NIAID y, de ser así, para qué subvención se presentó este informe de incidente?”, escribió un miembro del personal de la Oficina de Operaciones de Políticas e Investigaciones Externas de los NIH a Stemmy, el 19 de agosto.
La universidad dijo en un comunicado que había informado a las agencias de supervisión correspondientes. Pero varios miembros del personal de NIAID buscaron y no pudieron encontrar registros del accidentado episodio.
“Eso solo parece indicar que no tienen su casa en orden”, opinó Filippa Lentzos, codirectora del Centro de Estudios de Ciencia y Seguridad del King's College de Londres. “Subraya que, como financiador, los NIH no son el organismo de supervisión independiente que desearía para este tipo de investigación”.
“Algunas de las demandas [de los NIH] eran un poco prácticas”, reconoció Alina Chan, coautora del libro “Viral: The Search for the Origin of Covid-19”. “¿Cómo podría EcoHealth Alliance obtener información sobre el miembro del personal desaparecido de la nómina del Instituto de Virología?”. Pero, Daszak podía haber proporcionado registros de seguridad de laboratorio, que son “mucho más significativos”, agregó.
Daszak señaló en una carta a Lauer de los NIH que la atención de los medios y la curiosidad pública resultante sobre el trabajo que realizó EcoHealth Alliance en Wuhan le había costado personalmente.
“Este tipo de acoso se ha acelerado hasta el punto de que los guardias de seguridad personal ahora están estacionados en mi domicilio, donde también tuve que instalar equipos invasivos y establecer procedimientos para proteger a mi familia contra ataques violentos esperados”, escribió Daszak.
“Además, ahora me reúno regularmente con agentes del FBI y otras personas en mi casa para monitorear estas amenazas”, aseveró.
Daszak se refería sobre las amenazas a una carta que contenía polvo blanco que había recibido en su domicilio. Los medios de comunicación locales informaron del incidente en ese momento.
Mientras tanto, EcoHealth Alliance también estaba presionando en otro frente. En enero de 2021, Matthew Torsiello, uno de sus abogados, envió un correo electrónico a Lauren Bartok, especialista en información de la Oficina de la Ley de Libertad de Información de los NIH, para solicitar que se denegara una solicitud de FOIA (Freedom of Information Act) para acceder a los documentos de subvención de EcoHealth Alliance.
Torsiello pidió que se denegara la solicitud, que presentó la organización de transparencia MuckRock, porque la terminación de la subvención estaba bajo apelación y porque “una investigación policial sobre WIV sigue en curso”.
Torsiello explicó que su bufete de abogados había pedido previamente que los NIH rechazaran una solicitud de documentos de subvención de EcoHealth Alliance realizada en 2020, también por parte de un miembro del público.
El correo electrónico del abogado pasó a presentar un argumento tenue. “Como lo demostró el reciente ataque a la capital de Estados Unidos [sic] alimentado por desinformación y teorías de conspiración, la necesidad de proteger la privacidad de los empleados y afiliados de EcoHealth Alliance es más importante que nunca”.
El correo electrónico no ofrecía más explicaciones, pero Daszak había argumentado previamente a la prensa y en las páginas de la revista médica The Lancet que la noción de que la pandemia podría tener un origen de laboratorio era una teoría de la conspiración.
El día después de que Torsiello envió su correo electrónico, otro funcionario de NIH escribió un correo electrónico a un destinatario no revelado rechazando los argumentos del abogado de retener los registros.
El oficial señaló que “no hay investigaciones pendientes” en el Instituto de Virología de Wuhan. Nueve meses después, la oficina de los NIH cerró la solicitud de registros públicos y señaló al solicitante los documentos que los NIH había publicado en línea.
Si bien la intervención de EcoHealth Alliance en la solicitud de FOIA no es inusual, la ley requiere que las agencias determinen de manera independiente si los registros deben divulgarse, dijo Gunita Singh, abogada del Comité de Reporteros para la Libertad de Prensa”.
Las agencias sujetas a la ley FOIA están obligadas a atender el interés público de conocer las funciones del gobierno”, escribió en un correo electrónico. “No pueden operar a instancias de particulares”.
Nota completa: https://theintercept.com/2022/01/20/coronavirus-research-china-ecohealth-fbi/