PREVISIBLES DISPUTAS SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL SURGEN EN TORNO AL NUEVO TRATADO PANDÉMICO DE LA OMS

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Previsibles disputas e irreductibles posiciones sobre los derechos de propiedad intelectual surgieron durante un panel convocado por el Órgano Intergubernamental de Negociación (INB) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se encarga de redactar un nuevo tratado pandémico.

Komal Kalha, directora asociada de Propiedad Intelectual de la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA), insistió en que la rápida producción de vacunas contra la COVID-19 se fundamentó en "incentivos" vinculados con la protección de la PI.

"Todavía tengo que entender y ver la evidencia de cómo la PI ha sido una barrera en todo esto. De hecho, ha sido un facilitador", dijo Kalha durante el debate informal sobre propiedad intelectual, producción, transferencia de tecnología y conocimientos técnicos convocado por la OMS.

Sin embargo, otros panelistas discreparon con ese diagnóstico, señalando específicamente la negativa de las Big Pharma a compartir su tecnología y conocimientos con el Centro de Transferencia de Tecnología de Vacunas de ARNm, establecido en Sudáfrica por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y para capacitar a profesionales y técnicos de países de bajos y medianos ingresos.

"El trabajo en el centro (sudafricano) de ARNm que está teniendo lugar hoy es tan crucial, pero tenemos que reconocer que la colaboración de la industria de los titulares de derechos de [Patente de Vacunas MRNA COVID-19], en particular de Moderna, no ha sucedido y eso habría acelerado enormemente el desarrollo de la tecnología”, lamentó Ellen 'T Hoen, directora de Leyes y Políticas de Medicamentos de la Universidad de Groningen en Países Bajos.

Para que las contramedidas pandémicas, en particular las vacunas, se conviertan en bienes públicos "se requerirán mecanismos de financiación sólidos y mecanismos predecibles y sólidos para compartir el conocimiento, el know-how, la tecnología y la PI que se desarrolla con esos mecanismos de financiación", agregó.

El argentino Carlos Correa, director ejecutivo de la organización intergubernamental South Centre, agregó que "varias empresas en Canadá, Bangladesh y otros lugares" también habían hecho solicitudes a las compañías farmacéuticas multinacionales para compartir licencias y tecnologías, que fueron denegadas e incluso, en algunos casos, ni respondieron, aunque fuese por la negativa.

Los países desarrollados han "defendido los intereses de sus empresas para protegerse contra la transferencia de esta tecnología", así como "cualquier tipo de exención del Acuerdo sobre los ADPIC que hubiera permitido a los países hacer uso de esta tecnología", agregó el experto argentino.

Correa dijo que la redacción en el borrador actual del tratado de la pandemia sobre la transferencia de tecnología era "muy débil", y sugirió que el INB siga el ejemplo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que contiene "palabras concretas sobre la obligación de transferir tecnología".

Richard Hatchett, CEO de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), aseveró que su organización era "el único financiador de I + D que vinculó su inversión con el acceso equitativo global y los compromisos para realizar transferencias de tecnología".

A medida que el INB desarrolla su "borrador cero" del tratado sobre la pandemia, Hatchett lo instó a utilizar las disposiciones que CEPI ha desarrollado para crear normas para los países donde "la equidad está en el centro de todos los aspectos de la prevención, preparación y respuesta ante una pandemia".

Richard Hatchett agregó que, políticamente, “el nacionalismo de las vacunas era de esperar, y la mejor manera de contrarrestarlo era a través de una capacidad de fabricación geográficamente diversificada”.

"La causa fundamental de la inequidad es la escasez. Y siempre que haya escasez, aquellos que tienen los medios para hacerlo, asegurarán los recursos que necesitan y otros se quedarán atrás", afirmó Hatchett.

“La forma de responder a futuras pandemias es reducir el tiempo durante el cual el acceso a las contramedidas se caracteriza principalmente por la escasez. Las raíces estructurales y geográficas de la escasez son la concentración de la capacidad de producción en unas pocas regiones densamente pobladas. Entonces, si quiere tener éxito, debe tener una producción más diversificada geográficamente”, vislumbró.

Padmashree Sampath, presidente del grupo asesor técnico del Grupo de Acceso a la Tecnología COVID-19 (CTAP), dijo que la falta de transferencia de tecnología durante la pandemia había obstaculizado la respuesta mundial.

"No hay ninguna razón por la que terminamos con dos compañías de vacunas suministrando vacunas COVID-19 a toda la comunidad mundial", se quejó Sampath.

"¿Estamos tratando de decir que no hay otra compañía a nivel mundial que podría haberlo producido? No, es el acceso a la tecnología", subrayó.

También sostuvo que la transferencia fragmentaria de tecnología era de poca ayuda para crear capacidad en las regiones subdesarrolladas.

"Compartimos con [las empresas] una u otra tecnología relacionada con un producto y tienen algunas inversiones en la producción de ese producto. Pero no tienen suficientes recursos en términos de acceso a la tecnología para diversificar su base tecnológica", comparó Sampath, quien también es asesor principal del programa de acceso global en acción en el Centro Berkman Klein de Harvard.

"Lo que realmente tenemos que hacer es empezar a pensar en la transferencia de tecnología en un sentido más amplio. ¿Cómo hacemos que las plataformas tecnológicas estén disponibles? ¿Cómo ponemos a disposición de las empresas de los países en desarrollo cestas tecnológicas conexas?", propuso.

Sus soluciones incluyeron la expansión de los centros de la OMS para desarrollar experiencia en una amplia gama de intervenciones de salud, "nuevos mecanismos como la compra de patentes y formas más obligatorias de obligar a compartir tecnologías que han sido financiadas con fondos públicos".

"Quiero llamar nuestra atención sobre cómo el tratado de la pandemia puede apoyar la regionalización y la apropiación regional y nacional de la tecnología cuando lo que tenemos hoy es un puñado de iniciativas multilaterales", aseveró.

Moji Adeyeye, Director General de la Agencia Nacional de Administración y Control de Alimentos y Medicamentos de Nigeria (NAFDAC), pidió incentivos para ayudar a la fabricación local.

"Si hay algo que se puede meter en este tratado, es porque el desarrollo de vacunas es un negocio arriesgado y los fabricantes locales no están incentivados. No habrá desarrollo", opinó el funcionario nigeriano.

Martin Allchurch, jefe de asuntos internacionales de la Agencia Europea de Medicamentos, hizo un llamamiento para que el tratado aliente y facilite que los reguladores trabajen juntos.

"Una de las lecciones que COVID-19 ha enseñado a todos los reguladores es que ninguna agencia, sin importar cuán grande seas, puede hacer por sí misma. Así que la confianza es súper importante", pidió Allchurch.

Soumya Swaminathan, científica jefe de la OMS, abogó por que el tratado sobre la pandemia vaya acompañado de un acuerdo comercial negociado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) "que aborde no solo cuestiones de PI y transferencia de tecnología, sino una gama más amplia de cuestiones comerciales y cuestiones de la cadena de suministro, que fueron muy, muy críticas, especialmente en los primeros días de la pandemia".

El debate fue el tercero de cuatro consultas informales previstas por la OMS antes de que el INB se vuelva a reunir en diciembre para negociar un proyecto de acuerdo, que se presentará a los Estados miembros. El primero se centró en cuestiones jurídicas y el segundo en la equidad.