EL GASTO EN SALUD AUMENTÓ 6 POR CIENTO EN 2020, PERO ESPECIALMENTE POR EL FLUJO DE DINERO DE LOS PAÍSES RICOS DURANTE LA PANDEMIA

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El gasto en salud aumentó en todo el mundo un 6% en promedio en términos reales en 2020, primer año de la pandemia, según la última revisión global de la financiación de la salud de la Organización Mundial de la Salud.

El análisis encontró que el gasto mundial en salud alcanzó a 9 billones de dólares en 2020, o el 10,8% del producto interno bruto (PIB) mundial, pero sigue siendo muy desigual entre los países.

El crecimiento del gasto en salud fue impulsado en gran medida por el aumento del gasto público durante la pandemia, es una de las conclusiones del relevamiento global.

El aumento global del 6% está sesgado por los enormes desembolsos en Estados Unidos, que sigue siendo el mayor inversor mundial en salud, explicó Joe Kutzin, jefe del equipo de finanzas de salud de la OMS que publicó el informe.

En términos reales, el crecimiento promedio de Estados Unidos fue más del 4%, señaló el economista estadounidenseen una serie de Tweets después de la publicación de los informes.

Y a diferencia de estudios anteriores de la OMS sobre tendencias del gasto en salud, este último informe solo captura patrones de gasto más detallados y granulares para 4 países de bajos ingresos y 11 países de ingresos medios. Los 29 países restantes analizados son todos naciones de altos ingresos.

Esto significa que las tendencias mundiales de gasto en atención médica siguen siendo difíciles de analizar de manera más granular, advirtieron los funcionarios de la OMS que participaron del lanzamiento del informe.

Con solo 4 países de bajo ingreso que reportan datos, los patrones de gasto en este grupo de ingresos en particular no pueden generalizarse, advirtieron los presentadores del informe.

"Si bien podemos juntar esto a nivel mundial, para observar estos patrones y tendencias, no es un sustituto del trabajo y el análisis a nivel de país que se necesita", analizó Kutzin. "Tenemos que tener cuidado al sacar conclusiones sobre ‘el país promedio’" dada esta limitación.

En contraste, un estudio de la OMS de 2018 encontró que los gastos mundiales en salud habían aumentado un 6% anual, pero señaló que el gasto gubernamental en salud en algunos países pobres estaba estancado o incluso disminuyendo, y algunos retiraron la financiación debido a una mayor dependencia de los donantes.

Un estudio de datos de la OMS de 2019 también encontró que los países de altos ingresos representaron aproximadamente el 80% del gasto mundial en salud.

Esos informes tenían una muestra más representativa de países ricos, de ingresos medios y pobres.

Pero el informe publicado ahora, advierte que las interrupciones en las operaciones rutinarias del sistema de salud causadas por la pandemia de COVID dificultaron que los países de bajos ingresos informaran sus datos, lo que llevó a un fuerte sesgo en los hallazgos a favor de los países ricos, dijeron Kutzin y otros panelistas en el evento de lanzamiento de la OMS.

"Lo que tenemos para solo 50 países en 2020 es una descomposición detallada del gasto por 'función de atención médica' (pacientes hospitalizados, ambulatorios, medicamentos, etc.), y de hecho está sesgado hacia los países de mayores ingresos", explicó Kutzin.

Esto subraya la necesidad de mejorar la disponibilidad de datos a medida que disminuyen los impactos de la pandemia”, propuso.

El gasto público fue el principal impulsor del aumento del gasto total en salud de 2019 a 2020. El gasto público per cápita en salud aumentó en todos los grupos de ingresos y aumentó más rápido que en años anteriores, según el informe.

En los países donde se disponía de datos, el crecimiento del gasto fue impulsado en gran medida por el aumento del gasto público, es una de las conclusiones del relevamiento global.

"Todo el crecimiento del gasto en salud está realmente impulsado por el gasto público", admitió Ke Xu, autor principal del informe. "Este año ha crecido mucho más rápido que en años anteriores".

Si bien las vacunas aún no estaban ampliamente disponibles en 2020, es probable que parte del aumento en el gasto gubernamental haya sido impulsado por las primeras etapas de la respuesta a COVID.

Las primeras olas llevaron a fuertes aumentos en las hospitalizaciones, una carrera competitiva para la adquisición de artículos desde oxígeno hasta equipos de protección personal para el personal sanitario y guerras de ofertas sobre contratos de vacunas.

El gasto en COVID representó un promedio del 8% del gasto público en salud en 2020, pero el tipo de gasto en COVID varía enormemente entre los grupos de ingresos de los países.

"En los países de ingresos altos y en algunos países de ingresos medios-altos, hay un gasto significativo en tratamiento", mientras que "en los países de bajos ingresos, el gasto se destina principalmente a otras medidas preventivas", comparó Xu.

Estas discrepancias están relacionadas con la capacidad de los países de diferentes niveles de ingresos para establecer pruebas, rastreo de contactos y proporcionar acceso a instalaciones y equipos capaces de tratar a pacientes con COVID.

Los datos también pueden verse influidos por los diferentes enfoques adoptados por los países para controlar el brote en las primeras etapas de la pandemia, cuando la naturaleza del virus aún no estaba definida.

Por el contrario, el gasto directo per cápita disminuyó durante el primer año de la pandemia, lo que puede reflejar una menor utilización de los servicios ambulatorios por parte de los servicios de salud.

El miedo al contagio puede haber alentado a muchos pacientes a mantenerse alejados de los hospitales o buscar atención para enfermedades básicas, mientras que muchos sistemas de salud se vieron abrumados por el peso de la pandemia, lo que redujo la capacidad para tratar a otros pacientes.

También hubo un mayor apoyo del gobierno para artículos como diagnósticos de PCR gratuitos para personas con sospecha de COVID, lo que podría aliviar el peso financiero de las personas.

El equipo a cargo del informe enfatizó que se necesita más investigación para comprender detrás de los conjuntos de datos proporcionados.

"Planteamos problemas, y claramente hay hipótesis o preguntas que podrían surgir de los datos", analizó Kutzin. "Es nuestro trabajo ayudar a agudizar esas preguntas, pero no responder realmente a las preguntas de política. Es más para proporcionar una base para que esas preguntas puedan ser respondidas".

Si bien el tamaño de la muestra del gasto de los países de bajo ingreso se limitó a solo 4 naciones, el informe rastrea otros indicadores financieros en una mayor proporción de países en desarrollo. Entre ellos, el gasto en salud como porcentaje del gasto público total aumentó de 2019 a 2020 en todos los grupos de ingresos, excepto en los países de altos ingresos.

Esto presumiblemente refleja los mayores recursos que los países tuvieron que asignar a la respuesta COVID.

El aumento del gasto es un desarrollo bienvenido, pero los panelistas advirtieron que no se garantiza que sea sostenido. "En tiempos de crisis, los gobiernos encuentran el dinero, el desafío es mantener eso en el tiempo", propuso Kutzin.

Y entre los países más pobres, los aumentos del gasto privado y de bolsillo representaron la mayor parte del pastel.

Los países de bajos ingresos siguen dependiendo en gran medida de la ayuda externa para financiar el gasto en salud.

El informe detectó pocos cambios en los niveles de financiación de la ayuda externa, pero ésta siguió desempeñando un papel fundamental en la financiación de los sistemas de salud en los países de bajos ingresos.

El informe encontró que la ayuda externa representó el 29% del gasto en salud en promedio en los países de bajos ingresos que proporcionaron datos, lo mismo que en 2020.

El gasto per cápita en salud derivado de la ayuda externa aumentó en 0,70 a 10,80 dólares en promedio, ligeramente más alto que el gasto público en estos países de bajo ingreso, que se sitúa en 9,20 per cápita.

La prioridad sanitaria aumentó considerablemente en los países de ingresos bajos, medianos bajos y medianos altos en 2020.

El informe también señaló la brecha continua en el gasto en atención primaria de salud versus atención ambulatoria entre los grupos de ingresos de los países.

El informe de 2021 de la OMS encontró que el gasto en atención primaria de salud para los países de bajos ingresos se sitúa en torno al 70% del gasto total en salud, mientras que en los países de ingresos medios y altos, esto se reduce a alrededor del 50% y el 40%, respectivamente.

"En los países de bajos ingresos, la mayor parte del gasto se destina a la prevención, mientras que en los países de ingresos medios-altos los servicios ambulatorios representan una gran parte del gasto total del gobierno y de los donantes", dijo Xu.

Los servicios de prevención incluyen servicios basados en la población, como campañas de información como folletos o campañas de mensajes públicos, vigilancia epidemiológica y servicios individuales como inmunización y monitoreo de condiciones.

El primer estudio incluye el gasto social como parte del gasto en salud

La prioridad de la salud aumentó considerablemente en los países de ingresos bajos, medianos bajos y medianos altos en 2020, según el informe.

Lo que le falta al informe financiero de la OMS en conjuntos de datos representativos lo compensa en innovación. El informe de 2022 es el primero en considerar el gasto público en programas sociales como un factor que contribuye a los resultados generales de salud.

"El gasto gubernamental en salud no existe en el vacío", afirma el informe. "Los resultados de salud también están determinados por otros gastos sociales, en particular en educación y protección social".

El panel definió las protecciones sociales como beneficios en especie proporcionados a personas y hogares necesitados. Estos incluyen beneficios estándar como pagos de invalidez, enfermedad y manutención infantil, y transferencias y servicios proporcionados sobre una base colectiva en forma de planes de pensiones, asistencia por desempleo o vivienda pública.

"Vimos en años anteriores que incluso si la proporción de la salud y el gasto general del gobierno cayó, no necesariamente significaba que la salud estaba perdiendo su prioridad porque el gasto social también es bueno para la salud", afirmó Kutzin.

"Para la OMS es un gran desafío, y no es típico que nos detengamos más allá de nuestro silo sectorial, pero creo que esto es importante", reforzó.

Si bien Kutzin enfatizó que la OMS no planea convertirse en expertos en protecciones sociales, el alcance adicional del informe apunta a reconocer que los medicamentos y los hospitales no son los únicos factores que contribuyen a los resultados de salud en un país determinado.

"Los resultados de salud también están determinados por otros sectores sociales y económicos", agregó Xu.

“A veces, un techo sobre la cabeza de alguien o una educación accesible en alfabetización en salud puede ser tan impactante para mejorar una vida como proporcionar servicios de detección de enfermedades”, completó.