LOS FABRICANTES DE MEDICAMENTOS COVID PRESIONARON A TWITTER PARA CENSURAR A LOS ACTIVISTAS DE LA SOCIEDAD CIVIL

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“La campaña de presión en las redes sociales fue solo una parte del exitoso bombardeo de cabildeo de la industria farmacéutica para retener patentes y obtener ganancias récord”, escribió el periodista Lee Fang de The Intercept de Estados Unidos, al denunciar los intentos de censura durante la pandemia que ha dejado marcadas las “huellas” de BioNTech en primer término.

El periodista sostuvo que, a mediados de diciembre 2020, “Nina Morschhaeuser, cabildero de Twitter en Europa, envió un correo electrónico a sus colegas con una grave advertencia. La farmacéutica BioNTech, junto con el gobierno alemán, la había contactado con la noticia de una inminente "campaña dirigida a las compañías farmacéuticas que desarrollan la vacuna COVID-19", escribió.

"Las autoridades están advirtiendo sobre 'graves consecuencias' de la acción, es decir, publicaciones y una avalancha de comentarios 'que pueden violar los TOS', así como la 'toma de control de las cuentas de usuario' son de esperar", escribió Morschhaeuser. "Especialmente se dice que las cuentas personales de la administración de los fabricantes de vacunas están dirigidas. En consecuencia, también se podrían configurar cuentas falsas".

“La campaña que les preocupaba ¡era el lanzamiento de un impulso internacional para obligar a la industria farmacéutica a compartir la propiedad intelectual y las patentes asociadas con el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus. Hacer que las patentes estén disponibles, a su vez, permitiría a los países de todo el mundo fabricar rápidamente vacunas genéricas y otras terapias de bajo costo para hacer frente a la pandemia en curso”, recordó The Intercept.

Morschhaeuser, mientras alertaba a varios equipos de integridad y seguridad del sitio en Twitter, reenvió un correo electrónico de la portavoz de BioNTech, Jasmina Alatovic, quien le pidió a Twitter que "ocultara" los tweets activistas dirigidos a la cuenta de su compañía durante un período de dos días.

Morschhaeuser marcó las cuentas corporativas de Pfizer, BioNTech, Moderna y AstraZeneca para que sus colegas las monitorearan y protegieran de los activistas.

Morschhaeuser también pidió a sus colegas que monitorearan los hashtags #PeoplesVaccine y #JoinCTAP, una referencia al Covid-19 Technology Access Pool de la Organización Mundial de la Salud, un programa promovido por países en desarrollo para acelerar el desarrollo de vacunas a través del intercambio equitativo de la capacidad de investigación y fabricación.

Además, la lobista señaló que el grupo Global Justice Now estaba encabezando la acción con un formulario de inscripción en línea para pedir a la OMS y la OMC que eliminaran las trabas para alcanzar una vacuna genérica.

“No está claro hasta qué punto Twitter tomó alguna medida sobre la solicitud de BioNTech. En respuesta a la pregunta de Morschhaeuser, varios funcionarios de Twitter intervinieron, debatiendo qué acción podría o no tomarse.

La analista Su Fern Teo, miembro del equipo de seguridad de la compañía, señaló que un escaneo rápido de la campaña de las OnGs no mostró nada que violara los términos de servicio de la compañía, y pidió más ejemplos para "tener una mejor idea del contenido que puede violar nuestras políticas".

“Pero, muestra hasta qué punto los gigantes farmacéuticos participaron en un bombardeo de cabildeo global para garantizar el dominio corporativo sobre los productos médicos que se convirtieron en fundamentales para combatir la pandemia. En última instancia, la campaña para compartir recetas de vacunas COVID en todo el mundo fracasó”, analizó el periodista.

The Intercept accedió a los correos electrónicos de Twitter después de que el multimillonario propietario de la compañía, Elon Musk, otorgara acceso a varios reporteros en diciembre pasado.

Esta es la segunda historia que ha reportado The Intercept a través del acceso a estos archivos. El primero se centró en la red del Pentágono de cuentas falsas de Twitter utilizadas para difundir las narrativas estadounidenses en el Medio Oriente.

Las redacciones en los documentos incrustados en esta historia fueron hechas por The Intercept para proteger la privacidad, no Twitter, aclaró el sitio estadounidense.

Twitter no respondió a una solicitud de comentarios y Alatovic de BioNTech, en respuesta a una solicitud de comentarios de The Intercept enfatizó que la firma "toma en serio su responsabilidad social y está invirtiendo en soluciones para mejorar la salud de las personas, independientemente de sus ingresos".

Un portavoz de la Oficina Federal Alemana de Seguridad de la Información, la agencia de ciberseguridad que Morschhaeuser dijo que contactó a Twitter en nombre de BioNTech, envió un correo electrónico a The Intercept después de la publicación de este artículo para decir que la agencia había levantado una "alerta de seguridad cibernética" por temor a que la campaña People's Vaccine equivaliera a un "ataque DDoS".

La agencia afirmó además que esta advertencia "es independiente de cualquier orientación política o relacionada con el contenido de una campaña en línea como la planeada aquí".

"Tratar de sofocar la disidencia digital durante una pandemia, cuando los tweets y los correos electrónicos son algunas de las únicas formas de protesta disponibles para quienes están encerrados en sus hogares, es profundamente siniestro", afirmó Maaza Seyoum, activista de la Alianza Popular para las Vacunas (GAVI)

"Durante más de dos años, un movimiento global ha estado hablando en contra de la codicia farmacéutica y exigiendo que todos, en todas partes, tengan las herramientas para combatir las pandemias”, agregó la vocera de la organización dependiente de UNICEF.

"Cualesquiera que sean los trucos desagradables que hagan las empresas y los gobiernos, no podemos y no seremos silenciados", aseveró.

Nick Dearden, director de Global Justice Now, señaló que, en el momento de la solicitud de censura de BioNTech, “gran parte del mundo estaba bajo varias órdenes de bloqueo” por las cuarentenas y las restricciones de viajes y trabajo, “lo que hace que las formas digitales de protesta sean aún más vitales para influir en las políticas públicas”.

La Oficina de Periodismo de Investigación en noviembre pasado publicó un extenso informe que mostraba que las compañías farmacéuticas hicieron todo lo posible para reprimir los esfuerzos para compartir patentes y propiedad intelectual relacionadas con la pandemia, incluidas las amenazas a los líderes de Bélgica, Colombia e Indonesia.

The Intercept también ha detallado el impulso del cabildeo nacional para bloquear el apoyo a una exención especial de la Organización Mundial del Comercio necesaria para la rápida creación de medicamentos genéricos contra la pandemia.

Los medios alemanes han informado de manera similar sobre el esfuerzo agresivo de BioNTech para obtener el apoyo del gobierno alemán para oponerse a la exención en la OMC.

En mayo de 2021, la administración Biden expresó su apoyo a la exención acotada de las patentes para las vacunas en la OMC, convirtiendo a Estados Unidos en uno de los países ricos en apoyar la idea, respaldada por una coalición liderada por India, Sudáfrica y Argentina, entre un centenar de países.

Pero las luchas internas en la OMC, junto con la firme oposición de otros países ricos, impidieron cualquier progreso efectivo en el tema y en diciembre enterraron por ahora la ampliación de la exención a tratamientos COVID.

El asalto en gran medida exitoso contra la creación de vacunas genéricas resultó en una explosión sin precedentes en las ganancias para unos pocos intereses selectos de medicamentos biofarmacéuticos, recordó el periodista estadounidense.

“Pfizer y BioNTech generaron la asombrosa cantidad de 37 mil millones de dólares en ingresos de su vacuna de ARNm compartida solo en 2021, lo que la convierte en uno de los productos farmacéuticos más lucrativos de todos los tiempos”, resaltó.

Moderna, que ganó 17.7 mil millones de las ventas de vacunas en 2021, anunció recientemente su plan para aumentar el precio de su vacuna Covid en aproximadamente un 400 por ciento.

El alto costo de las vacunas y la propiedad concentrada significaron que los suministros en 2021 se acumularon en la Unión Europea, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón y otros países ricos, mientras que gran parte del mundo en desarrollo se vio obligado “a esperar el exceso de vacunas al año siguiente”.

El intento de censura de BioNTech no fue el único canal a través del cual los fabricantes de vacunas buscaron dar forma a las acciones de moderación de contenido en Twitter, aseguró Lee Fang.

Stronger, una campaña dirigida por Public Good Projects, una organización sin fines de lucro de salud pública especializada en programas de monitoreo de medios a gran escala se comunicaba regularmente con Twitter sobre la regulación del contenido relacionado con la pandemia.

La firma trabajó en estrecha colaboración con el gigante de las redes sociales de San Francisco para ayudar a desarrollar bots para censurar la información errónea sobre las vacunas y, a veces, envió solicitudes directas a Twitter con listas de cuentas para censurar y verificar.

Los correos electrónicos internos de Twitter muestran correspondencia regular entre un gerente de cuenta de Public Good Projects y varios funcionarios de Twitter, incluido Todd O'Boyle, cabildero de la compañía que sirvió como punto de contacto con la administración Biden. Las solicitudes de moderación de contenido se enviaron a lo largo de 2021 y principios de 2022.

Toda la campaña, según muestran los documentos fiscales recientemente disponibles y otras divulgaciones, fue financiada en su totalidad por la Organización de Innovación Biotecnológica (BIO), un grupo de presión de la industria farmacéutica estadounidense, que a su vez es financiada por compañías como Moderna y Pfizer, y que proporcionó a Stronger 1,275,000 de dólares en fondos para el esfuerzo, que incluía herramientas para que el público marcara contenido en Twitter, Instagram y Facebook para moderación.

Muchos de los tweets marcados por Stronger contenían falsedades absolutas, incluidas afirmaciones de que las vacunas contenían microchips y estaban diseñadas para matar personas intencionalmente.

Pero otros dependían de un área gris de la política de vacunas a través de la cual existe un debate razonable, como las solicitudes para etiquetar o eliminar contenido crítico de los pasaportes de vacunas y los mandatos gubernamentales para exigir la vacunación.

Un tweet marcado por el esfuerzo de moderación respaldado por BIO decía: "si una persona vacunada y una persona no vacunada tienen aproximadamente la misma capacidad para transportar, eliminar y transmitir el virus, particularmente en su forma Delta, ¿qué diferencia hace realmente la implementación de un pasaporte de vacunación en la propagación del virus?"