“LOS NUMEROS NO CIERRAN”
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Para algunos empresarios de la industria farmacéutica el reciente acuerdo de precios es una incógnita, un manotazo para zafar de la coyuntura y para exhibir desde el gobierno una extensión de los “Precios Cuidados”, pero con muchas indefiniciones para el futuro. En síntesis, un panorama cautivo e incierto para la industria, que también genera preguntas dubitativas entre los farmacéuticos.
“A la industria no le cierran estos números”, admitió a Pharmabaires, un empresario considerado mediano en la categoría de los laboratorios nacionales.
“El atraso de los precios en los últimos años ha sido notable. En enero tuvimos una devaluación de la paridad cambiaria de alrededor del 20 por ciento. Y mi laboratorio no puede ir al Anses o al Pami a pedir ayuda cuando no cumplo o no puedo cumplir con el acuerdo”, advirtió el empresario nacional y mediano.
En primer lugar, hay una aclaración que aparece como importante transcurridos los días del acuerdo anunciado por el ministro Axel Kicillof y algunos dirigentes de la industria en la Casa Rosada: no hay nada firmado. Es decir, el compromiso es de palabra.
En segundo lugar, hubo una serie de desprolijidades desde que el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, anunció que abandonaba el cargo y su sucesor, Augusto Costa, comenzó a interpretar la partitura.
En esos días, las multinacionales consideraron que había una autorización explícita para aumentar los precios. Comenzaron a explotar los vacíos y ante la ausencia de controles o contraórdenes, remarcaron a granel con la excusa del dólar de importación. Marcaron el terreno y luego en enero, devaluación mediante, se vino la segunda andanada que “viralizó” el mercado.
“Al final los que aumentaron en diciembre son los banana del barrio”, graficó indignado el empresario nacional, que aseguró que no había “tocado” el precio de su línea de productos durante ese mes.
El acuerdo con el gobierno impone que ningún laboratorio podrá aumentar más del 25 por ciento desde el primero de diciembre. Pero, el que facturó durante diciembre a precios incrementados en 30 o 40 por ciento, embolsó una recaudación extra.
“El gobierno no tiene calle en tema industriales”, se han quejado en estos días varios de los voceros de la industria farmacéutica, que trajinaron los despachos oficiales. Admiten, sin embargo, que el trato con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, o el secretario de Comercio Augusto Costa, es mucho mas “civilizado” que con Moreno.
En medio del acuerdo, los farmacéuticos que habían conseguido que Capitanich y el equipo económico los recibieran para expresarles su disconformidad con una retracción de precios que golpeara su propia financiación, quedaron prendidos de promesas de negociaciones futuras.
La federación farmacéutica FEFARA apoyó el acuerdo pero advirtió que ha quedado abierta la negociación con el gobierno para que los farmacéuticos “dejen de tener bajo su responsabilidad el costo financiero del convenio PAMI”.
Según FEFARA, se acordó con la industria –titular del covenio PAMI- una reducción de los plazos de reducción de los plazos de emisión de las Notas de Créditos “de manera que las farmacias prestadores reciban el importe correspondiente al 70 por ciento del total de estos instrumentos de pago a los 10 días de presentada la facturación del convenio PAMI”.
La Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) coincidió sobre “el compromiso de las autoridades nacionales de revisar con nuestras entidades el modelo de la Seguridad Social (en especial) con el fin de asegurar la sustentabilidad de las oficinas de farmacias, ya que, como se advirtió en esta ocasión, la problemática de nuestro sector es de carácter estructural”.
FEFARA y COFA plantearon la necesidad de “rediscutir el modelo actual del convenio PAMI, a partir del cual las farmacias quedaron expuestas a un esquema que pone en serio riesgo su sustentabilidad y su rol como agente de salud”, coincidieron.
“En las reuniones (con el gobierno) a diferencia de lo que sucedía desde hace más de una década, las entidades farmacéuticas FEFARA y COFA en forma conjunta y con una posición homogénea, logramos participar de las negociaciones con la industria farmacéutica y el Estado, lo que nos permitió disminuir el impacto que producen estas medidas en el sustentabilidad económica de las farmacias”, señaló un comunicado de la entidad.
Pero, a margen de los resultados económicos, “valoramos la posibilidad de posicionar a las entidades representativas de los farmacéuticos en los principales ámbitos de la negociación de la realidad de los medicamentos”, resaltó FEFARA.
Ricardo Aizcorbe, ex presidente de la COFA, alertó por su parte que “el panorama es cada vez es más desalentador, ya que el precio de los medicamentos está retrasado en un 50 por ciento”.
“Estamos muy atrasados con los precios, las obras sociales pagan a 60 a 90 días, recién estamos cobrando la presentación de noviembre. Desde el 2007 hasta acá hubo un 500% de inflación y los medicamentos subieron un 250%”, indicó a medios de comunicación mendocinos, su provincia natal.
Aún más duro, el titular del Colegio Farmacéutico de Mendoza, Jorge Jakubson, criticó también el acuerdo :“Nos siguen golpeando la cara y tenemos que hacer lo que le da la gana al Gobierno. Es inédito esto de retrotraer”, expresó.
La pérdida de ganancias en las farmacias ha generado en muchos casos el cierre de los negocios y hasta diciembre las cifras indicaban en Mendoza que en los últimos 4 años habían cerrado 50 farmacias y que otras 50 estaban a punto de cerrar, mientras que había unas 100 están sobreviviendo, calculó el colegio de Farmacéuticos de Mendoza.
La presidenta Cristina Fernández en su discurso del primero de marzo, también dedicó un párrafo al acuerdo con la industria farmacéutica para retroaer los precios de los medicamentos: ““no solamente esperamos que se respete, sino que tienda a mejorarse, porque es un sector de inmensa rentabilidad, donde el Estado es el principal comprador con el 55% de las compras a partir del PAMI, de Salud Pública, etc”.