LOS LABORATORIOS NACIONALES VUELVEN A LA ACCION POR PATENTES

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Pablo Challú volvió a CILFA. Y como en la década del 90, cuando encabezó la estrategia de la entidad en su puja con Estados Unidos por la Ley de Propiedad Intelectual vuelve “la acción”. Su propuesta apunta a instalar nuevamente a la cámara farmacéutica como referente de la industria nacional y conseguir que el Congreso Nacional introduzca modificaciones a la Ley de Patentes. De fondo, está en juego la supervivencia de decenas de pequeños y medianos laboratorios nacionales, como en los noventa.

  “La presión (de Estados Unidos) continúa, no es la misma que en la década del 90, pero se trasladó como punto de presión a los biotecnológicos”, señaló Challú en diálogo con Pharmabaires.
  “Hay una tendencia a los precios exorbitantes” en el mercado de los biotecnológicos, mercado patentado y monopólico, apuntó Challú. Por eso “los gobiernos deberían pensar seriamente en el futuro, porque los sistemas de salud se encaminan hacia la quiebra”.
  Por ejemplo, Sovaldi (sofosbuvir) de Gilead, el medicamento estrella para la Hepatitis C y tal vez el más caro del mundo. Un tratamiento cuesta 84 mil dólares en Estados Unidos y 55 mil euros en Europa. Su fabricante ha pedido recientemente la autorización a la ANMAT para comercializarlo en Argentina. Pero ¿a que precio?, es el interrogante.
  Otro ejemplo, por la positiva, es la regulación del mercado de los biotecnológicos que ha emprendido el gobierno colombiano mediante un reciente decreto que fue debatido desde febrero de 2012 con los laboratorios, los colegios profesionales, las organizaciones de pacientes, las sociedades científicas, las universidades y la sociedad civil.
  “El decreto de Colombia es positivo, es la dirección correcta”, elogió Challú, que aspira a que ese tipo de debate se replique en el escenario argentino, como en la década del 90, cuando la batalla por las patentes contra Estados Unidos posibilitó una alianza táctica con los colegios profesionales y sectores progresistas de la Cámara de Diputados y la política argentina.
  Challú propone reabrir el debate sobre patentes en momentos en que se discute de precios. Entiende que son dos temas que están vinculados y que requiere de una estrategia a largo plazo, sin quedarse en la discusión anecdótica que impone la coyuntura.
  “El abuso de precios está en los medicamentos importados que ingresan al mercado con precios astronómicos y no en los ambulatorios”, señaló a Pharmabaires. “Y los proyectos que buscan combatir los abusos de precios deberían ser prioritarios”.
   El proyecto que animará desde CILFA propone una modificación en la Ley de Propiedad Intelectual que introduzca la obligación de extender licencias obligatorias para la fabricación local de aquellos medicamentos que “fuesen fundamentales para la salud pública y no se fabriquen en el país”.
   “Tenemos un proyecto y vamos a reactivarlo.  Además sería nivelar con Brasil donde su ley de patentes impone la  obligación de fabricación local. Por eso muchas multinacionales cerraron aquí sus plantas y se concentraron en Brasil”,  explicó Challú.
   Cuando dice “vamos a reactivarlo”, Challú remite a un intento de reabrir el debate sobre fabricación local en el Senado hace algunos años, sin fortuna, porque “el presidente de entonces de la Comisión de Salud no quiso habilitar el debate, aunque habiamos conseguido el apoyo de muchos senadores de diferentes bloques”.
  “Argentina adeuda la internacionalización de los Acuerdos de Doha (de la OMC). Esos acuerdos dicen que el acceso a la salud es prioritario a los derechos de propiedad intelectual. O sea, propone sistemas accesibles de salud”, enfatizó Challú, sobre aquellos acuerdos rubricados en 2001.
  También aportó su mirada crítica sobre el actual sistema de precios que se aplica desde la Secretaría de Comercio:  “Tenemos un problema mayor de precios a causa de un sistema absurdo, en el pasado, en el presente y que se proyecta al futuro”.
  “No puede resentirse la rentabilidad de los laboratorios nacionales que son los únicos que invierten en el país, a causa del aumento de los costos sin compensación en los precios”, subrayó quien fue director ejecutivo de CILFA durante una década.
  “Por este camino se consolidará un mercado de productos importados de alto costo mientras que las empresas nacionales carecerán de capacidad de inversión en el nuevo segmento de los biotecnológicos”,  vislumbró sobre el futuro del sector farmacéutico, de no mediar cambios de rumbo.
Challú insistió que “los medicamentos actualmente están artificialmente baratos pero en el futuro van a aumentar por incapacidad de los nacionales a subsistir y a competir”. Es decir,  desembocará en una concentración monopólica que favorecerá a las multinacionales, las únicas que podrán sobrevivir con el apoyo de sus casas matrices. Contradicción de una política económica que proclama como objetivos la sustitución de las importaciones, consolidar la industria nacional y  el “hecho en Argentina”.
  “Especialmente para los más chicos será difícil subsistir y sin competencia, la concentración del mercado y la incidencia  de los medicamentos importados serán mayores que ahora”, alertó Challú.
  “Por eso no  le conviene a nadie que desaparezcan los laboratorios nacionales, desde el gobierno a los pacientes, porque el mercado quedará en manos de nuevos medicamentos de precios exorbitantes y bajo patente”, completó con la misma convicción que tenía hace dos décadas. Solo ha cambiado el escenario. Antaño fueron las oficinas de la calle Esmeralda o la Casona de Acoyte. Hoy, los ventales hacia el rio y las vías del ferrocarril.
  Y con la misma pasión de antaño insiste: “vamos a la acción...vamos a la acción”. Una consigna, una arenga, una promesa...en definitiva la certeza de que algo tiene que cambiar en el escenario de los laboratorios nacionales porque se trata de sobrevivir.