¿Y SI ESTE AÑO VIENE PEOR QUE EL 2016?
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Con el cambio de gobierno afloraron expectativas mesuradas para la industria farmacéutica de un cambio de clima para los negocios. Es cierto que mejoró el diálogo con los funcionarios, pero el balance del 2016 fue de un año no positivo o achatado para los laboratorios nacionales. Y 2017 viene cargado de sombras y nubarrones.
Después de un año con signos de estancamiento o retroceso, con caída de la rentabilidad, la industria afronta para 2017 un escenario ríspido, con hipótesis de conflictos y escasa capacidad para maniobrar con precios y salarios.
Voceros del sector coinciden que el panorama económico es como un cielo cubierto de nubarrones. Se pueden disipar las nubes o puede caer granizo.
Para algunos laboratorios pequeños y medianos el granizo ya comenzó a caer y crisis como la de Craveri se sucederán en los próximos meses. Algunos ya instrumentan programas de retiros voluntarios. Otros cierran líneas de producción a la espera de que aclare.
La principal incertidumbre para los empresarios farmacéuticos sigue siendo el convenio PAMI que se renovó después de duros meses de negociaciones. La industria consiguió el mal menor o lo mejor de lo peor. Un bote con agujeros en el fondo, pero suficiente para evitar la quiebra.
Ese acuerdo – lo mejor de lo peor- será puesto a prueba en los próximos 90 días, un lapso para conocer si el PAMI puede regular la demanda y la efectividad de un convenio basado básicamente en fórmulas matemáticas.
Si el PAMI no regula el consumo tal como viene prometiendo si titular, Carlos Regazzoni, desde que asumió, se repetirá el desfasaje entre lo que el organismo está dispuesto a pagar y las cantidades que entrega la industria todos los meses. Y se repetirá el conflicto del año pasado.
No todos los laboratorios viven del PAMI. Pero en una economía estancada, el mercado farmacéutico el año pasado no fue la excepción ya que concluyó 2016 con un crecimiento raquítico en unidades del 1,1 por ciento, un retroceso del 8 por ciento en dólares y un incremento interanual del 46,8 por ciento en pesos.
El incremento de la facturación en pesos ha sido virtualmente un resultado igual a cero, pues casi equivale al mismo porcentaje de la inflación anual, tal como certificó el INDEC en diciembre pasado cuando constató un incremento de las ventas en pesos a la salida de laboratorio levemente superior al 40 por ciento, o sea otra vez el porcentaje inflacionario.
“Hay laboratorios pequeños y medianos que están en situación de crisis desde el año pasado y si el PAMI no cumple con las pautas que se ha fijado y si se demora en cancelar las prestaciones, el futuro será incierto, porque hay laboratorios grandes con espaldas pero para otros no es lo mismo que le paguen con cheques que con notas de crédito”, señaló un vocero del sector.
Esos laboratorios “venían aguantando a la espera de que se firmara el nuevo convenio, pero ahora las expectativas se han reducido al mínimo”, explicó el vocero.
En ese escenario de caída de rentabilidad tampoco habrá este año demasiado margen para discutir salarios. La paritaria de los AAPM de 2016 todavía no se firmó y se vislumbra un escenario de escraches permanentes. A partir de marzo los visitadores médicos van a redoblar sus protestas, anticiparon voceros sindicales.
Pero tampoco se espera este año un acuerdo fácil con ATSA/FATSA. El conductor de los trabajadores de los laboratorios, Héctor Daer, ya anticipó que no se bajarán del índice inflacionario y su condición de integrante del triunvirato que conduce la CGT lo coloca en una posición de “duro” o combativo.
La industria estima como techo de una negociación salarial el 25 por ciento, porcentaje inflacionario previsto para 2017. Daer no menciona cifras, por ahora, pero en reportajes periodísticos ya anticipó que además de la inflación de este año su sindicato reclamará la pérdida salarial del año pasado.
En este contexto, las inversiones están frenadas. Solo el laboratorio Montpelliersigue a ritmo intenso la puesta a punto de su nueva planta del Polo Farmacéutico de la Zona Sur, hacia donde se mudará en el curso de este año.
La mirada de los empresarios ha dejado de ser benévola y ya no sólo se trata de apuntarle a Mario Quintana, el ex CEO de Farmacity y virtual ministro de Economía.
Sin embargo, aún esperan un cambio de rumbo, que el diálogo aporte no solo buenos modales sino soluciones. Que aparezcan políticas de empleo y de producción. Eso que se les prometió en la campaña electoral.