ESCÁNDALO CON SANOFI EN EEU
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Sanofi Pasteur rechazó una solicitud del Ejército de Estados Unidos de fijar un precio asequible para una vacuna contra el virus Zika que la compañía desarrolla con fondos de los contribuyentes estadounidenses, lo que provocó la réplica enojada del senador Bernie Sanders, del gobernador de Luisiana y de legisladores demócratas y republicanos.
Sanofi desarrolla la vacuna con 34 millones de dólares aportados por fondos federales y a pedido del Ejército de Estados Unidos, que ha sostenido que está tratando de ayudar a resolver un problema de salud pública. El año pasado se produjo una creciente alarma por la propagación de Zika, un virus transmitido por mosquitos que puede causar defectos de nacimiento.
En ese contexto, el Ejército llegó a un acuerdo con Sanofi para desarrollar la vacuna porque los militares “carecen de suficientes capacidades de investigación y producción para desarrollar y fabricar la vacuna contra el Zika”, explicaron.
Sanofi producirá la vacuna para los militares a “bajo costo” pero se reserva el derecho de fijar un “valor de mercado” para el resto de los estadounidenses. Y si lo presionan, amenaza con parar la producción y enterrar el proyecto.
El senador demócrata Bernie Sanders en una carta abierta al Ejército de su país calificó de inaceptable la posición adoptada por Sanofi y luego otros funcionarios y legisladores norteamericanos se sumaron a la demanda de vacunas a precio asequible para todos.
Durante meses, Sanders ha impulsado al Ejército a negociar un acuerdo más favorable con Sanofi, que es uno de los mayores fabricantes de vacunas del mundo y que ya ha recibido una subvención de investigación de 43 millones de dólares. Pero Sanofi se negó a cualquier negociación por fuera del contrato ya firmado con el Ejército.
La semana pasada el gobernador demócrata de Luisiana, John Edwards, también expresó en una carta su “preocupación seria" sobre una licencia exclusiva para Sanofi, puesto que Luisiana puede ser "uno de los Estados del Golfo (de México) más probable de ser afectado" si el virus se propaga.
Edwards también advirtió que el monopolio de precios, "sin restricciones, podría paralizar los presupuestos estatales y amenazar la salud pública".
El Ejército respondió que no está en condiciones de hacer cumplir "precios asequibles", porque carece de herramientas legales para forzar a Sanofi.
Pero, Jamie Love de Knowledge Ecology International, replicó que la ley federal que concede una licencia exclusiva para cubrir una invención, “tiene una aplicación práctica, que se define como puesta a disposición del público en condiciones razonables" y debe ser "sustancialmente" hecha en los Estados Unidos.
Por otra parte, Arti Rai, el co-director del centro de la Escuela de Duke para Políticas de Innovación, cree que el Ejército tiene apalancamiento por otra razón. Una de las dos solicitudes provisionales de patente fue presentada antes de que el Ejército y Sanofi firmaran su acuerdo, conocido como CRADA, o acuerdo cooperativo de investigación y desarrollo. Y CRADA excluyó la primera solicitud de patente provisional.
Como resultado, el Ejército puede no estar obligado a ofrecer una licencia exclusiva, al menos para esa solicitud de patente en particular. "Mi lectura del estatuto federal es que si la invención fue creada y de propiedad federal antes de que se firmara un CRADA, entonces el ejército no está obligado a dar una licencia" a Sanofi, explicó.
El Ejército intentó presionar a Sanofi sin romper el acuerdo pero fracasó en su pedido de que aceptara fijar para la vacuna un precio asequible de mercado y admitió en una carta a Sanders que está atado de manos porque es la "única compañía farmacéutica conocida que está dispuesta a licenciar" las patentes al Ejército.
En cuanto a Sanofi, Elias Zerhouni, que encabeza la investigación y el desarrollo mundial de la vacuna, respondió a la reciente demanda de Sanders de que la compañía hará "pagos significativos de regalías" al Ejército, lo que permitirá al gobierno de Estados Unidos "recuperar su inversión".
Una portavoz de Sanofi agregó que "no podemos determinar el precio de una vacuna que aún no hemos fabricado".
Sanofi prometió limitar los aumentos de precios a un nivel igual o inferior a la tasa de inflación médica en Estados Unidos.
La concesión surgió a causa de la presión de legisladores, incluyendo a Sanders, que quieren que las autoridades federales investiguen a la compañía y a dos rivales por supuesta colusión de precios por productos insulínicos en el mercado estadounidense. Por separado, algunos consumidores presentaron una demanda.
En una carta del 13 de junio, ocho legisladores (diputados) demócratas y un republicano del Estado de La Florida expresaron su preocupación por el "potencial de prácticas monopólicas que, efectivamente, mantendrían esta vacuna salvadora fuera del alcance de demasiados de nuestros electores".
Al mismo tiempo, el senador Bill Nelson, que también es demócrata, envió su propia carta en la que instaba al Ejército a limitar el precio de la vacuna.
"Es inaceptable que Sanofi haya rechazado la solicitud del Ejército de precios justos en los Estados Unidos, que es comparable a lo que en otros países pueden ser acusados”, dijo Sanders en un comunicado.
"Los contribuyentes estadounidenses ya han gastado más de mil millones de dólares en los esfuerzos de investigación y prevención de Zika, incluyendo millones para desarrollar esta vacuna. Los estadounidenses no deben ser obligados a pagar los precios más altos del mundo por una vacuna que hemos pagado para ayudar a desarrollar”, enfatizó el ex candidato presidencial.
En una carta enviada el 4 de mayo a Sanders, el secretario interino del Ejército de Estados Unidos, Robert Speer, escribió que "la decisión de conceder una licencia exclusiva a Sanofi Pasteur no es definitiva".
Speer, sin embargo, parece contradecir lo que un funcionario de la oficina de transferencia de tecnología médica del Ejército escribió a Knowledge Ecology International, un grupo independiente de defensa del consumidor, que ha criticado la licencia exclusiva para la vacuna.
En una carta del 24 de abril, el funcionario militar reiteró la intención de continuar con los planes de otorgar a Sanofi una licencia exclusiva a cambio de la patente que será registrada a nombre del Ejército.
También Médicos sin Fronteras presionó al Ejército para que garantice un precio asequible para la vacuna en sus negociaciones con Sanofi. Tampoco consiguió nada.
Sanders llamó la atención nacional sobre el tema en un editorial en The New York Times en el que reprendió al Ejército por un "mal acuerdo" que podría someter a los estadounidenses “a la agresión de precios” de la multinacional francesa.
El senador demócrata señaló que Sanofi recibió una subvención de 43 millones de dólares de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico de Estados Unidos, y la compañía francesa ha indicado previamente que espera pedirle más fondos a BARDA. Incluso se mencionó otro aporte de 130 millones de dólares para concluir la investigación.
Sanofi se limitó a responder que la exigencia de Sanders de comprometerse a vender su vacuna a un precio “justo” era inaceptable. Solo admitió a través de sus voceros que los detalles del acuerdo de exclusividad con el Ejército aún “no han concluido”.