PAMI MUEVE LA PELOTA HACIA EL ARCO DE LOS ONCOLÓGICOS

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El PAMI se propone un ahorro de 25 por ciento en el nuevo convenio que firmará con la industria a partir de marzo y su primer objetivo es conseguir una sensible rebaja en los medicamentos oncológicos o dará batalla con una licitación pública.

PAMI  ha comenzado a esbozar las líneas rectoras que ordenarán sus negociaciones con la industria.  La pelota se puso en movimiento en los últimos días y los directivos de la obra social de los jubilados  ya instalaron la presión sobre los laboratorios, especialmente los importadores de oncológicos que son en su mayoría multinacionales.

En esas primeras definiciones escuchadas de boca de los negociadores del PAMI,  se mencionó como objetivo reducir el costo mensual del convenio en alrededor de 25 por ciento.

Nada novedoso para la industria, pues cuando Sergio Cassinotti llegó a la dirección del PAMI y “técnicamente” anuló el convenio  durante algunas semanas, cuando se volvió a sentar a negociar  adelantó que se proponía una reducción del 25 por ciento promedio para la próxima renovación. Aseveración acompañada de cuadros estadísticos que indicaban un costo excesivo en medicamentos comparado con otros países.

La novedad está ahora en los precios de referencia que  se propone fijar para los ambulatorios y la ofensiva que se promete agresiva contra los precios abrumadores de los oncológicos y otros medicamentos de alto costo.

Para  fijar los precios de referencia, Cassinotti cuenta ahora con el convenio firmado con FEFARA que“no se toca” por más que alguna cámara industrial o algún prestador de la cadena proteste, enfatizó.

En cuanto a los oncológicos,  Cassinotti ya avisó a través de sus voceros en los primeros escarceos con la industria que está dispuesto a ir a fondo con una sustancial reducción de los precios.

La primera opción es negociar con los laboratorios multinacionales haciendo uso del nuevo poder que le proporciona la resolución 1004-E del Ministerio de Salud y de la Superintendencia Servicios de Salud (SSS) que autoriza las compras conjuntas de medicamentos e insumos para PAMI e IOMA, cuyo convenio también debe renovarse en marzo.

La segunda opción,  en caso de fracaso de la primera, es convocar directamente a una licitación también conjunta para proveer a PAMI e IOMA. Licitación que podría ser internacional,  aseguran los voceros del organismo que no temen las impugnaciones que sufrieron otras licitaciones similares en el pasado.

“Tienen que bajar los precios si o si”, enfatizan en el entorno de Cassinotti,  prometiendo que durante los dos próximos meses van a “operar” especialmente sobre las multinacionales.

Sin duda una situación difícil se les presenta a los CEO de las filiales locales de las multinacionales que deberán ofrecerles un menú de opciones a sus casas matrices.

Para estas casas matrices quedarse sin el negocio de Argentina puede ser un golpe (o apenas un mal trago) en su facturación mundial.  Pero aceptar una rebaja significativa llevaría a que por efecto cascada otros países de la región o de Asia les pidan descuentos similares.

O sea un mal precedente que no deja demasiadas puertas elegantes para escapar de la encerrona que les propone Cassinotti.

Como primera medida, las multinacionales ya advirtieron como van a ajustar: con despedidos masivos y reduciendo al mínimo su plantel en el país. Los apm (visitadores médicos) serán las primeras víctimas propicias del achicamiento.

Achicamiento que tampoco se origina exclusivamente en cuestiones locales.  Teva está reduciendo 14 mil puestos de trabajo en todo el mundo y 1.400 son en su casa matriz de Israel. Allergan ya despidió recientemente a 109 empleados en California y estudia otra poda de un millar en el resto del mundo.

“Para conseguir que el presupuesto de medicamentos del PAMI este año se reduzca en 25 por ciento tenemos que empezar con los medicamentos de alto costo,  específicamente los oncológicos”,  aseveran los colaboradores de Cassinotti.

El  argumento es válido pero en la práctica puede encontrarse con la demanda inducida de los laboratorios y los médicos que recetan determinadas marcas.

Hay medicamentos nuevos que ingresan al mercado argentino con un costo de 250 mil dólares y ¿Qué pasará cuando llegue al país el medicamento contra la ceguera más caro del mundo que acaba de aprobarse en Estados Unidos? (ver nota adjunta).

En el PAMI y en la SSS lamentan que no haya avanzado durante el año pasado la creación de la  Agencia Nacional  de Evaluación de Tecnologías de Salud, que hubiese funcionado como barrera ante estas nuevas drogas cuando se solicitan para la seguridad social.

Una estrategia de dudosa validez ató su creación a la reforma laboral. Un anzuelo para los sindicalistas y las obras sociales que por ahora ha dejado a Cassinotti en un combate casi personal contra los laboratorios de oncológicos.