PAMI IMPONE CONDICIONES INÉDITAS EN LA NEGOCIACIÓN CON LA INDUSTRIA
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Ni en los tiempos de Guillermo Moreno como secretario de Comercio, la industria farmaceútica se imaginó condiciones tan duras para negociar con un gobierno. Pero el futuro ya llegó y el titular del PAMI, Sergio Cassinotti, dejó a Moreno a la altura de las rodillas.
Las condiciones impuestas por Cassinotti para renovar el convenio con la industria han tomado por sorpresa a las cámaras empresarias, aunque desde mediados del año pasado, cuando se cruzaron los primeros conflictos con el nuevo titular del PAMI, los negociadores podían vislumbrar que se avecinaba un quiebre en el procedimiento que había sido habitual hasta el presente.
La industria percibe ahora y como anticipó Pharmabaires, que confrontan dos modelos para el futuro del PAMI: “el primero, de la industria, de libertad de mercado y de precios, y la segunda, de Cassinotti, con un modelo de control con precios máximos”, sintetizó un directivo farmacéutico, al término de una reunión en la Casa Rosada.
Los cambios que impone el PAMI implican un rediseño del convenio si es aceptado por la industria, ya que se habrá terminado la negociación colectiva para sentarse cámara por cámara, actitud que ya había asumido el ex secretario de Comercio, Augusto Costa, en los últimos tiempos del gobierno precedente, aunque solo reservada a la negociación de precios.
Descuentos de hasta 80 por ciento en oncológicos, licitación de 23 principios activos, precios máximos para los ambulatorios y transferencia informática de Farmalink, son las condiciones básicas que impone el PAMI que además pretende un sensible descuento a contramano de la onda inflacionaria.
El argumento que se escucha desde el PAMI y que convenientemente fumigan sus voceros entre algunos medios de comunicación es que hay medicamentos más caros en Argentina que en Noruega y con diferencias de hasta 80 por ciento con respecto a Chile y Brasil.
Por eso, los negociadores del PAMI han expuesto sobre la mesa que en ambulatorios pretenden un sistema de precios máximos para al menos los 50 productos de mayor venta que ingresarían en un sistema de vademecun cerrado, que “es difícil de aceptar por la industria”, advirtieron desde el seno de las cámaras del sector.
Y no es solo el PAMI, pues en el mismo paquete negociador se incorporará al IOMA, les anticipó Cassinotti a los industriales. Algo que era previsible a partir de la resolución 1004-E de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) y el Ministerio de Salud que autorizaba la compra conjunta para ambas obras sociales, reforzando el poder de compras desde el Estado.
Cassinotti se propone firmar un nuevo convenio con la industria que reduzca en alrededor del 20 por ciento el gasto en medicamentos, tal como avisó el día en que asumió con estadísticas en mano de diferencias de precios entre Argentina y otros países de la región.
Las cámaras industriales aspiraban a renovar el convenio con un incremento similar a la inflación, es decir del 15 al 20 por ciento de actualización sobre los 2.400 millones que facturan desde mediados del año.
Pero no han conseguido instalar una discusión sobre una actualización de precios ni con un dólar por arriba de los 20 pesos. Por el contrario, le transmitieron el mensaje de un nuevo ajuste que deberá reflejarse en el nuevo convenio.
Para la industria las opciones no son muchas a menos que decidan patear el tablero. Una opción políticamente incoveniente que colocaría a los laboratorios como los malvados de la película.
Pero el riesgo de aceptar también es alto porque “si la rentabilidad se cae, también caerá el nivel de inversión y en el desenlace será una industria nacional sin capacidad de renovar sus equipos de producción y de introducir nuevos productos al mercado”.
Para algunos, los “grandes”, todavía hay espaldas anchas y algunas líneas de productos únicos que salvarán los balances.
Para los más chicos, si se cae el convenio PAMI, no hay horizonte.