BAJO CONSUMO DE LÁCTEOS EN ARGENTINA
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Según un relevamiento del CESNI en 1137 argentinos, 2 de cada 3 adultos no consumen las porciones diarias de lácteos recomendadas
En los adolescentes, 9 de cada 10 no alcanzan la recomendación de 3 porciones por día, y el 72 por ciento de los escolares de 5 a 12 años tampoco lo hace.
Leches, yogures y quesos son los alimentos más ricos en calcio y en los que además éste se encuentra con mayor biodisponibilidad. Sin embargo, el consumo promedio de lácteos de los argentinos aún es bajo y no alcanza para cubrir las necesidades de calcio establecidas para las distintas etapas de la vida.
Recientes investigaciones epidemiológicas sustentan el valor de los lácteos para la mineralización ósea y de los dientes, el crecimiento temprano, la velocidad de crecimiento puberal, la prevención de la eclampsia, de la hipertensión arterial y probablemente de la obesidad.
Es necesario promover un adecuado consumo de lácteos como parte de un hábito saludable comenzando desde la infancia y en todas las etapas de la vida.
Buenos Aires, 11 de Diciembre de 2012.- El Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) presentó las conclusiones de una reciente investigación epidemiológica destinada a profundizar sobre los ‘Patrones de Consumo de Lácteos en la Población Argentina’. Este estudio se realizó durante noviembre de 2009 y evaluó los hábitos de ingesta de una muestra de 1137 argentinos en distintas ciudades de la Argentina respecto de leche, yogures, quesos y otros productos lácteos.
Más allá del período de lactancia, la leche de vaca y sus derivados han formado parte de la alimentación del hombre desde etapas muy antiguas de nuestra historia; especialmente, el consumo de yogur y de quesos. Nuestras Guías Alimentarias recomiendan consumir diariamente dos porciones de lácteos (entre leche, yogur y quesos) para los adultos y tres porciones para niños, adolescentes, mujeres embarazadas y en período de lactancia.
Los resultados de esta investigación demostraron que 2 de cada 3 adultos no cumplen con la recomendación de dos porciones diarias de lácteos (65 por ciento del grupo entre 19 y 30 años y 69 por ciento del grupo entre 31 y 65 años) y que en los adolescentes, 9 de cada 10 (87 por ciento) no alcanzan la recomendación de 3 porciones por día, al igual que el 72 por ciento de los escolares (5 a 12 años). El descenso más marcado del hábito de consumo lácteo se observa entre la infancia y la adolescencia, precisamente el momento en el que las necesidades son mayores para satisfacer la demanda de calcio por el hueso en crecimiento.
El Dr. Esteban Carmuega, médico pediatra y Director del CESNI, explicó que ya que una alimentación saludable se construye a partir de la conformación temprana de hábitos y por ello el promover el consumo de lácteos (leches, yogures y quesos) en las diferentes etapas de la vida contribuye a alcanzar las porciones recomendadas por nuestras Guías alimentarias.
“Los beneficios para la salud asociados al consumo de calcio y de lácteos han sido objeto de investigación en las pasadas dos décadas. Hoy existe evidencia que más allá de su aporte en calcio –que es esencial para el crecimiento de una estructura ósea saludable- su consumo regular se asocia a un mejor crecimiento, la velocidad del crecimiento puberal, mejor control de la presión arterial, de complicaciones del embarazo como la toxemia gravídica y posiblemente una disminución del riesgo de sobrepeso y la obesidad”, agregó el Dr. Carmuega.
No ha habido un cambio en el patrón de consumo de calcio en los pasados veinte años en nuestro país. En Argentina, las hojas de balance elaboradas por Food and Agriculture Organization (FAO), entidad dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), documentan la disponibilidad aparente de alimentos para el consumo humano al considerar el volumen producido, la exportaciones/importaciones y el posible destino del alimento a otros usos. El calcio disponible per cápita en Argentina es de 634 mg considerando todas las fuentes de alimentos que lo contienen. De este total, el 65 por ciento del calcio disponible proviene de los lácteos. Si se consideran las necesidades diarias de calcio establecidas para cada grupo etáreo, sería necesario incorporar cada día un promedio de 1055 mg de calcio por habitante. Es decir, que en promedio, la población argentina consume dos terceras partes del calcio que necesitaría.
Al respecto, la nutricionista y bioquímica Alicia Rovirosa, investigadora del CESNI y participante del equipo de investigación, aclaró que “la capacidad de producción de lácteos en Argentina es elástica a la demanda, por lo que –como país productor y exportador de este tipo de alimentos- podríamos hacerle frente a un aumento del consumo sin inconvenientes, lo que redundaría en un beneficio para la salud general de la población, y esto es exactamente lo que debemos promover”.
María Elisa Zapata, Licenciada en Nutrición e investigadora del CESNI, quien estuvo a cargo del relevamiento, enfatizó que tal como se vio en los resultados obtenidos, “el bajo consumo de lácteos no presenta diferencias significativas por género, nivel socioeconómico o región. Por esta razón, la principal herramienta para la corrección de esa deficiencia es básicamente la educación alimentaria para instalar hábitos a lo largo de toda la vida”. Una meta es proponer cumplir las Guías Alimentarias promoviendo el consumo de dos a tres porciones de lácteos por día a través de la leche, yogures o quesos.
“A pesar de ser derivados de la leche, la manteca, la crema, la leche condensada y el dulce de leche se encuentran fuera del grupo de los lácteos por su elevado aporte de grasas, azúcar y calorías. Por lo tanto, deben ser consumidos con moderación”, enfatizó Zapata.
“Aunque el organismo se esfuerza por compensar la baja ingesta de calcio, aumentando su capacidad de absorción de este mineral, lo cierto es que inevitablemente ese balance no será suficiente y el consumo inadecuado de calcio repercutirá en la salud de los huesos”, remarcó la Lic. Rovirosa.
“Existe amplia evidencia científica de los beneficios del consumo de lácteos durante la juventud y adultez, que por ser ricos en calcio, contribuyen en la prevención de la fragilidad ósea”, refirió la Licenciada Zapata. “El calcio es el único nutriente cuya deficiencia principal se manifiesta en la pérdida de sus reservas, que se encuentran en los huesos. Al disminuir el contenido de calcio en los huesos, éstos se tornan más frágiles y -especialmente en la tercera edad- con mayor riesgo de fracturas. Esa particularidad hace que el objetivo sea acumular la mayor cantidad de reserva ósea en el período de mayor crecimiento longitudinal. El momento de mayor incorporación de calcio en el organismo empieza en la adolescencia y se mantiene en la vida adulta; paradójicamente, coincide con el período en el cual se evidencia un descenso abrupto en la ingesta de lácteos”.
El esqueleto del recién nacido tiene 25 g de calcio, mientras que el de una mujer adulta, alrededor de 1 kg. Esta diferencia en la composición ósea refleja la cantidad de calcio que debe ser absorbida de la dieta durante la etapa de crecimiento. Si no se hace, las reservas disminuyen, aumenta el riesgo de fracturas y de osteoporosis durante toda la vida y el riesgo de padecer otras enfermedades crónicas. Los lácteos aportan muchos otros factores beneficiosos para la salud humana como las proteínas y péptidos con actividad biológica.
Las cantidades necesarias equivalentes al contenido de calcio de un vaso de leche o yogur pueden equipararse con tres brócolis, 110 g de almendras, media lata de sardinas ó 36 cucharas de sésamo. Aunque son equivalentes en la cantidad de calcio, su absorción es mucho menor. Algunos pocos alimentos como algunos vegetales de hoja, frutas secas y pescados que se comen con sus espinas son también fuentes de calcio. Es bueno incluirlos como parte de una dieta saludable, pero es muy difícil poder alcanzar los valores de ingesta necesarios a través de ellos. Por lo tanto, el calcio no lácteo debe ser un complemento del que se consume de la leche y sus derivados.
“La mitad del calcio lácteo se consume en el desayuno y en la merienda, como leches y yogures; cerca de un tercio en almuerzo y cena en forma de quesos, y el 20 por ciento restante, entre comidas. De allí la importancia de promover desayunos, meriendas y colaciones saludables incorporando lácteos no solo en la población infantil sino también en la adulta”, completó la Lic. Zapata.
Porciones de lácteos
Las Guías Alimentarias para la Población Argentina recomiendan 2 porciones de lácteos para adultos y tres para niños, adolescentes, embarazadas y madres lactantes. Una porción equivale a: 200 cc de leche (1 vaso), 200 g de yogur (1 pote), 50g de queso fresco/semiduro, 60g de queso untable ó 15 g de queso de rallar.
Acerca del Relevamiento
El relevamiento ‘Patrones de Ingesta de Lácteos y Calcio de la Población Argentina’ fue desarrollado sobre la base de formularios auto administrados de registro semanal de consumo de alimentos en una muestra de 1137 hombres y mujeres de 2 a 65 años, segmentados por rango etáreo, sexo y nivel socioeconómico, en residentes de la Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Mendoza, Misiones, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán.
Acerca de CESNI
El Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil es una asociación civil sin fines de lucro creada en 1976, declarada entidad de Bien Público, que a lo largo de sus 36 años de vida trabaja para mejorar la salud y nutrición de la niñez.
Mayor información en el sitio web, www.cesni.org.ar