LA CONTAMINACIÓN MENDICAMENTOSA DE LOS LAGOS Y RÍOS ES ALARMANTE, ALERTÓ ESTUDIO DE UNIVERSIDAD BRITÁNICA

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Un estudio global realizado por la Universidad de York (Reino Unido), en 258 ríos de 104 países de todos los continentes constató la presencia de residuos farmacéuticos absorbidos y luego desechados, a través de la orina y la materia fecal, representando la huella farmacéutica de 471,4 millones de personas.

La contaminación medicamentosa es responsable de la agresión o la desaparición de la fauna acuática, advierte el estudio.

Las estaciones de depuración del agua, las que hacen que el agua sea potable, no pueden en la actualidad eliminar una gran parte de las moléculas de diferentes medicamentos que pasan directamente a la canilla y son consumidos por millones de personas al beber agua en sus hogares, subrayó el estudio.

Las substancias responsables de esta situación son numerosas y por el momento fueron identificados 61 compuestos químicos farmacéuticos.

Estos compuestos provienen de los tratamientos más frecuentemente utilizados como antibióticos, analgésicos, antinflamatorios, antidepresivos y estimulantes.

Las regiones del mundo más afectadas por esta contaminación son los países de bajos ingresos en donde se instalan las fábricas de producción y en donde el tratamiento de las aguas usadas y de residuos es todavía poco desarrollado.

En particular mencionó el alarmante nivel de contaminación de las fuentes de agua potable de Lahore (Pakistán), La Paz (Bolivia) y Addis Abeba (Etiopía).

El río Manzanares, que atraviesa la ciudad de Madrid en España, es el río más contaminado por fármacos entre los analizados en Europa.

Solos los ríos situados en Islandia y en Yanomani, Venezuela, parecen estar relativamente exentos de esta contaminación medicamentosa, afirma el estadio de la Universidad de York.

los fármacos activos detectados con mayor frecuencia fueron la cafeína, el antiepiléptico carbamazepina y el antihiperglucémico metformina.

La concentración más alta para cualquier compuesto químico fue para el paracetamol en un sitio de muestreo en el Río Seke (La Paz).

“Sabemos desde hace más de dos décadas que los productos farmacéuticos llegan al medioambiente acuático, donde pueden afectar la biología de los organismos vivos”, comentó el director de la investigación, John Wilkinson, de la Universidad de York.

Sin esperar que los riegos constatados sean probados, la presencia de medicamentos en las aguas usadas y su persistencia después del tratamiento de potabilización, son razones suficientes para esforzase a reducir los efectos de los remedios”, remarcaron los autores del estudio.

Según los investigadores británicos sería necesario, “reducir el sobre consumo de medicamentos y volver a la utilización de remedios no farmacéuticos”.

Muchos medicamentos no consumidos son arrojados directamente en el baño, provocando de esta manera graves contaminaciones. “Esto vale también por todos los productos químicos, domésticos o industriales”, abarcó el informe.

El estudio enmarcado en el Proyecto de Vigilancia Mundial de Productos Farmacéuticos dirigido por la Universidad de York, se ha ampliado considerablemente en los dos últimos años y el nuevo estudio se ha convertido en la primera investigación a escala mundial de la contaminación por medicamentos en el medioambiente, cuyas principales conclusiones son:

La contaminación farmacéutica está contaminando el agua en todos los continentes y existen fuertes correlaciones entre el estatus socioeconómico de un país y una mayor contaminación de productos farmacéuticos en sus ríos (siendo los países de renta media-baja los más contaminados).

Los altos niveles de contaminación farmacéutica se asociaron más positivamente con las regiones con una mediana de edad elevada, así como con altas tasas de desempleo y pobreza locales; los países y regiones más contaminados del mundo, son los que menos se han investigado.

Entre las actividades más asociadas a los niveles más altos de contaminación farmacéutica se encuentran el vertido de basuras en las riberas de los ríos, las infraestructuras inadecuadas de aguas residuales y la fabricación de productos farmacéuticos, así como el vertido del contenido de las fosas sépticas residuales en los ríos.

El estudio reveló que una cuarta parte de los lugares contenían contaminantes (como sulfametoxazol, propranolol, ciprofloxacina y loratadina) en concentraciones potencialmente dañinas.

Silvia Le Boennec desde Francia