ADICCIÓN A INTERNET: EL DESAFÍO DE DESCONECTAR EN UN MUNDO SIEMPRE CONECTADO
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Un estudio suma un nuevo parámetro para medir este problema y destaca la importancia de mantener un equilibrio saludable en el uso de la tecnología digital.
En la era digital, conectarse a internet se consolida como una herramienta ineludible en la vida de muchas personas. En sus diversas facetas, ya sea como medio de comunicación, plataforma de aprendizaje, espacio laboral o fuente de entretenimiento, su omnipresencia modifica el tejido de la existencia humana. No obstante, su utilización excesiva conlleva riesgos y desafíos ya que, conforme la tecnología se vuelve cada vez más accesible, la dependencia crece de forma progresiva.
En este marco, ¿cómo saber si se tiene una adicción? Detectarla puede ser complicado, pero algunos signos comunes incluyen un uso excesivo que interfiere con las responsabilidades diarias, la necesidad constante de estar en línea, la incapacidad de desconectarse voluntariamente y la disminución de las relaciones interpersonales. Algunos especialistas explican que, si una persona se encuentra priorizando el tiempo en línea sobre otras actividades importantes, o siente ansiedad cuando no puede acceder a Internet, podría ser una señal de que necesita evaluar su relación con la red y considerar buscar apoyo.
Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Surrey, Inglaterra, al que pudo acceder la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, suma un nuevo espectro de adicción a Internet. La investigación, en la que participaron 796 personas, arroja luz sobre la complejidad de las relaciones con el mundo digital y hace cuestionar dónde se encuentra cada uno en esta balanza.
Según los datos recopilados, los jóvenes de 24 años o menos pasan un promedio de seis horas al día en línea, principalmente a través de sus teléfonos móviles, mientras que las personas mayores de 24 años están, aproximadamente, 4.6 horas conectadas. Estas cifras llaman la atención sobre la creciente importancia de Internet en la vida diaria.
Vidas en línea y un llamado a la conciencia y la acción. Crédito: El País.
Este trabajo, publicado en Journal of Travel & Tourism Marketing, clasifica a los usuarios en cinco grupos distintos:
Ocasionales (14.86%): este grupo utiliza Internet principalmente para tareas específicas y cierra sesión sin demorarse. No presenta signos de adicción y su edad promedio es de 33,4 años. Son los menos interesados en explorar nuevas aplicaciones.
Iniciales (22.86%): tienden a permanecer en línea más tiempo de lo planeado inicialmente y pueden descuidar sus responsabilidades domésticas, pero no se consideran adictos. Tienen un interés moderado en las aplicaciones y una edad promedio de 26,1 años.
Experimentadores (21,98%): este grupo se siente incómodo o ansioso cuando no están conectados a Internet y se sienten mejor una vez que están en línea. Están dispuestos a probar nuevas aplicaciones y tecnologías, y tienen una edad promedio que oscila entre 22,8 y 24,3 años.
Adictos en Negación (17,96%): son usuarios que muestran comportamientos adictivos, como formar nuevas relaciones en línea y descuidar sus responsabilidades en el mundo real. Sin embargo, no se permiten sentir incómodos cuando no están conectados y tienen una gran confianza en el uso de la tecnología móvil.
Adictos (22.36%): reconocen abiertamente su adicción a Internet y es consciente del impacto negativo en sus vidas. Son los más confiados en el uso de nuevas aplicaciones y tecnologías, y pasan significativamente más tiempo en línea que los usuarios ocasionales.
“Iniciamos el estudio con el objetivo principal de aclarar la diferencia entre usar Internet de manera problemática y ser adicto, y descubrimos que cuanto más joven es la persona, tiene más probabilidad de adicción; pero esta tendencia disminuye con la edad”, explica la doctora Brigitte Stangl, autora principal.
Es importante destacar que en la investigación no se encontró ningún vínculo entre el género y el comportamiento en línea. Además, los niveles más altos de adicción se correlacionaron con una mayor confianza en el uso de la tecnología móvil, especialmente mayor disposición a probar nuevas aplicaciones.
“Nuestro trabajo subraya la necesidad de intervenciones y apoyo personalizados para las personas en diversas etapas de la adicción a Internet. Sin duda, los hallazgos influirán en el diseño y desarrollo de nuevos servicios digitales y aplicaciones”, concluye Stangl.
Cómo pasar al “modo avión”
Desconectarse de internet en un mundo hiperconectado puede ser un desafío, pero es importante para mantener un equilibrio entre la vida en línea y la vida fuera de línea. En esa dirección, los expertos sostienen que definir un horario específico para estar conectado y otro para no estarlo, puede ayudar a limitar el tiempo que se pasa usando esta herramienta.
Por otro lado, hay varias aplicaciones y programas diseñados para bloquear el acceso a internet durante ciertos períodos de tiempo, que se pueden configurar para evitar distracciones. Además, planificar actividades como caminar o hacer algún deporte, siempre son una buena opción.
En el libro “Adicción a Internet y redes sociales”, de Mariano Chóliz y Clara Marco, se aborda el problema de la adicción a Internet, especialmente entre los adolescentes. En esa línea, presentan un protocolo de tratamiento estructurado en sesiones individuales y de grupo para abordar esta problemática, enfatizando la importancia de la participación de la familia en el proceso de recuperación.
Con todo, en un mundo en el que la información fluye constantemente, donde las notificaciones de redes sociales y correos electrónicos inundan los dispositivos y la línea entre el trabajo y la vida personal se volvió difusa, la hiperconectividad puede llevar a un agotamiento mental, estrés y una disminución en la calidad de las relaciones personales. Es crucial, entonces, desconectarse y encontrar un equilibrio saludable.
Fuente: Universidad Nacional de Quilmes | Agencia de Noticias Científicas