¿UN CLÁSICO EN REVISIÓN? CUESTIONAN EL USO DE BETABLOQUEANTES EN MUJERES TRAS UN INFARTO
-
Visto: 115

Durante décadas, los betabloqueantes han sido recetados casi automáticamente después de un infarto. Pero un nuevo estudio podría cambiar esa práctica médica de forma radical, al revelar que estos medicamentos no solo no benefician a muchas pacientes mujeres, sino que podrían incluso aumentar su riesgo de muerte o internación.
El hallazgo, publicado en el European Heart Journal y presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Madrid, sacude una de las recomendaciones médicas más arraigadas.
“Estos resultados podrían cambiar todas las guías clínicas internacionales”, advirtió el cardiólogo Valentín Fuster, autor principal del estudio, director del Mount Sinai Fuster Heart Hospital de Nueva York y del Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC) en Madrid.
Mujeres con función cardíaca normal, en riesgo
El estudio se centró en pacientes con una función cardíaca normal después del infarto —lo que se mide con un parámetro llamado fracción de eyección— y descubrió que, en mujeres con ese perfil, el uso de betabloqueantes estuvo asociado a un mayor riesgo de sufrir un segundo infarto, insuficiencia cardíaca y hasta la muerte.
En especial, las mujeres que recibieron dosis altas fueron las más afectadas.
“Este fue el estudio con mayor participación femenina en su tipo, lo que le da un peso muy importante a lo que observamos”, explicó Borja Ibáñez, coautor del trabajo y director científico del CNIC. En cambio, los hombres con las mismas características no mostraron ese aumento de riesgo.
¿Por qué reaccionan diferente?
Para algunos expertos, como el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular en Denver, esto no es una sorpresa.
“Las mujeres suelen tener corazones más pequeños y una respuesta distinta a los medicamentos. Históricamente, además, la investigación cardiológica se enfocó en hombres”, señaló.
Eso explica por qué los síntomas de infarto también difieren: mientras ellos suelen tener el clásico dolor en el pecho, ellas pueden experimentar molestias en la espalda, indigestión o dificultad para respirar.
Un cambio de época
El estudio forma parte del ensayo clínico REBOOT, que siguió a más de 8.500 pacientes de España e Italia durante casi cuatro años. Todos ellos habían sufrido un infarto, pero tenían una fracción de eyección superior al 40 %, es decir, no presentaban insuficiencia cardíaca severa.
“No vimos ningún beneficio en seguir usando betabloqueantes en estos casos, ni en hombres ni en mujeres”, afirmó Fuster.
Según los investigadores, esto podría explicarse por los avances médicos de las últimas décadas. Hoy en día, la colocación temprana de stents y el uso de anticoagulantes permiten controlar mejor los riesgos, haciendo innecesario el uso sistemático de betabloqueantes en pacientes con buena función cardíaca.
Aun así, el 80 % de los pacientes en EE.UU., Europa y Asia siguen recibiendo estos medicamentos tras un infarto, debido a que las guías clínicas aún no se han actualizado.
Otro estudio complementario, publicado en The Lancet, analizó a pacientes con una fracción de eyección intermedia (entre 40 % y 50 %). En este grupo, sí se observaron beneficios al usar betabloqueantes, con una reducción del 25 % en eventos como nuevos infartos o muertes.
Entonces… ¿hay que dejar de tomar betabloqueantes?
No tan rápido. Los expertos aclaran que estos resultados no aplican a todos los pacientes. Las personas con una función cardíaca reducida después de un infarto (menos del 40 %) deben seguir tomando betabloqueantes, ya que siguen siendo eficaces para evitar arritmias peligrosas.
Además, como todo medicamento, los betabloqueantes tienen efectos secundarios: presión baja, fatiga, disfunción eréctil, y cambios de humor, entre otros. Con función cardíaca normal, los betabloqueantes ya no muestran beneficios claros tras un infarto, por otra parte, las mujeres con esta condición podrían correr más riesgo si los toman y finalmente hay que destacar que si bien las guías clínicas aún recomiendan su uso, estos hallazgos podrían cambiar eso muy pronto.