HASTA 6 DE CADA 10 PACIENTES CON ACV DESARROLLAN ESPASTICIDAD DENTRO DE LOS 6 MESES

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29 de octubre, Día Mundial del ACV 

-  La espasticidad es un trastorno motor con manifestaciones como espasmos involuntarios o contracción y tensión muscular de una mano, brazo, pierna o pie.

-  Si no se la trata adecuadamente y a tiempo, puede duplicar el tiempo de recuperación y aumentar las complicaciones físicas.

-  La rehabilitación integral -que combina kinesiología, terapia ocupacional, tratamientos médicos y apoyo emocional- es clave para recuperar funciones y optimizar la calidad de vida.

-  El acompañamiento del entorno cercano y de las organizaciones de pacientes resultan esenciales para sostener la motivación y atravesar los desafíos logísticos y emocionales. 

-  En ese contexto, se lanzó el sitio web www.unabrujulaentucamino.com.ar con información validada que puede ayudar a la persona y a su entorno a identificar el cuadro, orientar sobre cómo mejorar, qué dudas sacarse con el médico y dónde obtener más ayuda.

Los espasmos involuntarios, las contracciones musculares que ocurren sin control y posturas estáticas como un brazo doblado o pies en una posición incómoda son signos de espasticidad, un trastorno motor que aparece como consecuencia de una lesión en el sistema nervioso central y, la mayoría de las veces, causa también dolor y un impacto significativo en actividades de la vida diaria.

“La espasticidad es una secuela común en las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) o lesiones medulares, aquellas que tienen parálisis cerebral o enfermedades tales como esclerosis múltiple u otras patologías asociadas, aunque el ACV es la principal causa de espasticidad”, sostuvo el Dr. Máximo Zimerman , médico neurólogo, director del laboratorio de neuroplasticidad, estimulación y control motor de INECO y Director Médico de Clínica de Rehabilitación ALCLA.

“Es un cuadro sumamente frecuente en el marco de la rehabilitación luego del accidente cerebrovascular: el 60% de los pacientes con ACV desarrolla algún grado de espasticidad dentro de los 6 meses luego del episodio. Es particularmente relevante realizar el diagnóstico lo más tempranamente posible, ya que la espasticidad no tratada puede requerir el doble de tiempo de recuperación y aumentar las complicaciones físicas”, sostuvo la Dra. Verónica Matassa , médica especialista en Medicina Física y Rehabilitación, miembro fundador de la Sociedad Científica Latinoamérica de Rehabilitación (SOCILAR), Master en Abordaje Integral de la Espasticidad de la Universidad de Salamanca y miembro representante de la Sociedad Internacional de la Sociedad de Medicina Física y Rehabilitación (ISPRM).
 
No da lo mismo alcanzar la rehabilitación más completa posible que no hacerlo. Sobre ese aspecto se refirió Daniel Prieto, licenciado en Terapia Física, cofundador del Centro de Rehabilitación Manos del Sur: “es frecuente ver que, tras un ACV, personas que logran recuperar progresivamente cierto nivel de lenguaje y la marcha, abandonan la rehabilitación sin terminar un proceso que, gracias a la neuroplasticidad, es muy esperanzador. Aunque persista cierta renguera o la falta de movilidad en una mano, sienten que ya consiguieron bastante -lo que es cierto-, pero perseverar en el proceso de ‘readaptación’ y no bajar los brazos, a muchos podría permitirles caminar casi sin dificultad y recuperar funciones que parecían perdidas. Es fundamental continuar hasta alcanzar los objetivos planteados y el mayor nivel de rehabilitación posible”.

Más allá de los aspectos médicos, atravesar un ACV o una enfermedad crónica que afecte la movilidad implica una transformación profunda en la vida cotidiana del paciente y en la de su entorno. La reorganización de horarios, la adaptación de la vivienda, la necesidad de cuidados constantes y la incertidumbre sobre la evolución impactan de lleno en las emociones de toda la familia. Ansiedad, cansancio y frustración suelen aparecer, pero también se fortalecen la paciencia y la resiliencia cuando el grupo logra acompañar el proceso.

La rehabilitación, además, conlleva desafíos logísticos: en muchos casos requiere traslados frecuentes a centros especializados, compatibilizar turnos con la rutina laboral o escolar, y reorganizar dinámicas familiares. “Estas exigencias pueden generar desgaste, pero sostener los tratamientos en el tiempo es clave, porque está demostrado que la constancia se traduce en resultados concretos y en mejoras tangibles en la calidad de vida. Nunca es tarde para rehabilitarse, lo que tiene claras implicancias en la recuperación después de un ACV”, aseguraron los especialistas.

Por eso, el abordaje integral de la espasticidad incluye no sólo la intervención médica y las terapias físicas, sino también un acompañamiento emocional y social que permita a los pacientes y sus familias transitar el camino de la recuperación con más recursos y menos sobrecarga. Cada paso sostenido en la rehabilitación abre la posibilidad de recuperar funciones, ganar independencia y mejorar la calidad de vida.

En este camino, las organizaciones de pacientes cumplen un rol fundamental. “Desde nuestro lugar, concientizamos para trabajar en prevención, pero también brindamos información confiable, promovemos redes de apoyo entre familias que atraviesan experiencias similares y colaboramos en visibilizar las dificultades cotidianas que plantea atravesar una situación así. El acompañamiento ayuda a sostener la motivación en los días más difíciles, pero también ofrece un espacio de contención y de intercambio de aprendizajes prácticos que enriquecen el recorrido”, sostuvo Juan Manzano Small, presidente de la asociación Por una vida libre de ACV. 

En el marco de la rehabilitación, el plan integral podrá incluir tratamientos médicos personalizados, terapias físicas que ayuden a recuperar la movilidad y estrategias para manejar el impacto emocional.
Iniciar un tratamiento tempranamente ayuda a prevenir contracturas musculares permanentes y deformidades, además de reducir el dolor asociado a la tensión muscular. Fundamentalmente, los tratamientos pueden incluir:

- Terapia física (ejercicios guiados de estiramiento, flexibilidad, movilidad articular, fortalecimiento muscular).

- Medicación, como la toxina botulínica tipo A (que actúa relajando los músculos tensos  proporcionando beneficios significativos al reducir la rigidez muscular y aliviar el dolor).

- Cirugía. En algunos casos, cuando otras opciones no han sido efectivas.

Ya está en funcionamiento el sitio web www.unabrujulaentucamino.com.ar , un espacio absolutamente gratuito que ofrece información validada que puede ayudar al paciente y a su entorno a identificar el cuadro de espasticidad, orientar sobre cómo estar mejor, qué dudas sacarse con el médico y dónde obtener más ayuda. Entre otra información que brinda, detalle los siguientes signos que ameritan una consulta médica:

• Codo flexionado contra el pecho. 
• Dedos de los pies curvados, curvatura hacia abajo.
• Codo extendido, difícil de doblar. 
• Reflejos demasiado excitados. 
• Aumento del tono muscular o resistencia. 
• Extensión del dedo gordo del pie. 
• Muñeca flexionada, dedo del autoestopista. 
• Postura anormal.
• Espasmos musculares o calambres dolorosos. 
• Mano en forma de puño con los dedos curvados. 
• Rigidez en los brazos, manos, piernas o pies. 
• Dificultad para estirar el músculo. 
• Movimiento incontrolable o sacudidas. 
• Flexión plantar del tobillo, pie apuntando hacia abajo. 
• Extensión de la rodilla.