COMITÉ GLOBAL CONTRA TRÁFICO DE MEDICAMENTOS FALSIFICADOS

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Representantes de 76 países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordaron, la semana pasada “avanzar en el fortalecimiento de la capacidad de regulación para combatir la falsificación de medicamentos” al término de la Primera Reunión sobre Productos Médicos de Calidad Subestándar, Espurios, Falsificados o de Imitación (SSFFC, en inglés), que deliberó en Buenos Aires.

 


  El documento final del encuentro incluyó con un llamado “a enfrentar de manera conjunta este problema de salud pública global que afecta a millones de personas en el mundo”.

    Además, los expertos convocados en Buenos Aires  exhortaron a establecer guías de respuesta ante la eventual detección de medicamentos espurios y a fortalecer los mecanismos de las cadenas de distribución para evitar la infiltración de productos falsificados.

  El plan de trabajo acordado por el encuentro que encabezó la directora general de la OMS, Margaret Chan, establece la necesidad de cooperación entre las autoridades sanitarias de los países miembros para compartir “buenas prácticas y experiencias contra la adulteración de   medicamentos”.  

    La circulación y venta de medicamentos apócrifos se ha convertido "en un delito supranacional" que requiere de una respuesta coordinada a nivel mundial,  afirmó Margaret Chan, durante el encuentro.

 En consonancia con las recomendaciones de Chan, el encuentro de Buenos Aires decidió la conformación de un Comité global con delegados de países de cada región de la OMS “para monitorear el fiel cumplimiento del plan”.

   El plan contempla el mejoramiento de los organismos nacionales reguladores, potenciando su capacidad y el control de calidad de los laboratorios a través de políticas e instrumentos legales.

  Pier Paolo Baladelli, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), coincidió sobre la necesidad de mejorar los organismos de control y regulación, que sigue siendo un déficit en América Latina.

  En Latinoamérica sólo cinco países disponen de agencias de regulación y control de medicamentos que han obtenido el máximo de calificación (categoría 4) de la OPS y que en consecuencia son agencias de referencia para el resto del mundo.  Esos países son Cuba, Colombia, México, Brasil y Argentina, detalló el representante de la OPS.

    La directora de la OMS recordó  que la circulación de medicamentos falsificados fue un flagelo "que comenzó en los países africanos, pero ahora se ha extendido al primer mundo".

   La falsificación de medicamentos "constituye una conducta delictiva que atraviesa a los países los países subdesarrollados y también los desarrollados" coincidió el ministro de Salud de Argentina,  Juan Manzur.

   El ministro argentino destacó el sistema de trazabilidad adoptado en Argentina para evitar la falsificación y el robo de medicamentos y que ha sido homologado por Unasur.
   El plan de trabajo acordado en Buenos Aires propone también 
“identificar acciones de educación a los consumidores, los profesionales de la salud y la industria para evitar la falsificación de productos”.

 "El acceso a los servicios de salud debe estar conectado con el acceso a productos asequibles y seguros", subrayó la doctora Chan durante la reunión,  radiografía que compartió Baladelli de la OPS cuando afirmó que los países de la región  "tienen actualmente los medios para asegurar medicamentos seguros a la población, con calidad y equidad".

  El análisis de los expertos advirtió que “la  globalización, los mercados libres y la tecnología de internet han tenido un importante efecto de aceleración sobre la manera en la que los pacientes obtienen medicamentos” y en consecuencia en la falsificación o adulteración.

   “La disponibilidad de equipos de fabricación, ingredientes farmacéuticos a granel, servicios de impresión digital y acceso por internet a los mercados mundiales antes inaccesibles ha convertido el comercio de estos productos en un fenómeno verdaderamente global y lucrativo”, denunció el documento final del encuentro.

   Para combatir las irregularidades, la OMS y los países miembros apelaron “al fortalecimiento de las capacidades nacionales y regionales, delineando estrategias que mejoren la calidad, seguridad y eficacia de los productos”.