LAS RECETAS DIGITALES Y LA TELEMEDICINA LLEGARON PARA QUEDARSE

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La receta digital y la telemedicina llegaron para quedarse después de la pandemia y es el camino hacia donde se encaminan las relaciones entre pacientes, farmacéuticos y médicos, coincidieron desde profesionales de la salud hasta economistas.

Andrés Brandolini, farmacéutico, abogado, funcionario de la ANMAT y asesor de los legisladores durante la discusión de la Receta Digital en el Congreso Nacional, fue quien esbozó las bondades del modelo futuro de la prescripción electrónica durante un zoom del centro de farmacéuticos CEPROFAR.

Brandolini mencionó como ventajas del nuevo sistema que “mejora la seguridad de pacientes y reduce los errores como los yerros de lectura y legibilidad, elimina los volúmenes de los archivos en papel, es una nueva forma de hacer salud digital en medicina y farmacia y mejora la adherencia terapéutica del paciente”.

El expositor agregó que la reciente Ley 27.553 de Recetas Electrónicas sancionada en el Congreso Nacional además “facilita los controles de las dosis, los alertas por reacciones adversas y un seguimiento terapéutico más eficiente”.

Brandolini, responsable del Área Régimen Jurídico del Medicamento del Observatorio de Salud de la Facultad de Derecho de la UBA, resaltó que “en definitiva favorece el uso racional del medicamento y en consecuencia reduce los costos que pueden ocasionar los efectos no deseados de un fármaco”.

La ley en proceso de reglamentación en el término de 120 días, deja vigente la posibilidad de la firma manuscrita “o sea ambos sistemas van a coexistir aunque la idea es que la digitalización de todos los procesos sea cada vez mayor”.

“La posibilidad de utilizar las plataformas de teleasistencia o de salud digital, las teleconsultas, son un nuevo modelo de hacer salud”, reforzó el panelista.

En tal sentido, resaltó que “estamos ante un nuevo paradigma que es lo más relevante de los últimos sesenta años”.

Y, precisamente, con el objetivo de conseguir la mayor digitalización posible “se decidió la incorporación obligatoria de PAMI”, explicó.

La ley nació de un proyecto presentado en agosto del año pasado -lejos de panoramas apocalípticos- por el diputado nacional Pablo Yedlin y que con el avance de la pandemia fue necesario instrumentar contra viento y marea.

Brandolini mencionó como antecedentes que la primera receta digital fue introducida en Dinamarca en 1994, luego se sumó Inglaterra en 1997, incorporándose progresivamente Suecia en 1981 y en un salto mas actual Holanda en 2004, Finlandia y Francia en 2007, Estonia y España en 2010 y Austria el 2011.

El expositor destacó el ejemplo de Estonia, un pequeño país báltico donde el nivel de adhesión a las recetas digitales trepó al 80 por ciento en apenas 15 meses. 

“Hay todavía confusión de algunos colegas sobre estándares técnicos de la nueva receta electrónica y existen dudas no contempladas en la norma que deberán ser reglamentadas porque son muy puntales y muy técnicas”, reconoció Brandolini.

El profesional farmacéutico y abogado reconoció que la demora en avanzar en este camino y la mayor dificultad para introducir el sistema era la Ley 17.132 de 1967 que imponía la obligación de la receta “manuscrita, en castellano y firmadas”.

Brandolini, ante varias consultas insistió que la receta de papel “tendrá plena vigencia mientras se avanza en digitalización progresiva para no aumentar aún más la brecha digital o las diferencias jurisdiccionales”.

 También la Telefarmacia Clínica en forma telemática es parte del futuro y “hay que comenzar a ver como se implementan dichas actividades”.

El sistema “tendrá que introducir los filtros de los controles para que los profesionales que prescriban estén debidamente certificados en cuanto a sus matrículas”, subrayó.

Así también la norma no hace diferencias con recetas magistrales y entonces quedaría habilitadas.

También vislumbró que la Teledispensa debe hacerse con supervisión profesional del farmacéutico y “en otros ámbitos no deberían estar permitidos porque no hablamos de mensajería rápida para llevar una hamburguesa, hablamos de estándares elevados que tenemos que comenzar a discutir”, propuso durante el zoom de CEPROFAR.

Durante la exposición, explicó que “algunos hospitales ya tienen coordinado historias electrónicas de pacientes con las recetas electrónicas”.

La receta confeccionada por el medico “no puede ser fraguada por el paciente y este es un aspecto esencial de la receta digital que garantiza la integridad e inalterabilidad del documento”.

Brandolini insistió que el objetivo es “Independizarse totalmente del formato papel mientras progresivamente se va a digitando el sistema”.

La receta contempla posibilidad de “hacer correcciones o bloquear cuando el medicamento puede afectar al paciente”, aclaró.

“Con la receta electrónica no tiene mucho sentido seguir implementando los archivos en papel que pueden coexistir ahora, pero cuando esté totalmente implementado no será necesario”, vaticinó.

La Ley sancionada en el Congreso impone a PAMI y a los colegios profesionales a participar de la reglamentación, explicó, pero al mismo tiempo la Teleconsulta “hay opiniones a favor y en contra y algunos colegios ya la repudiaron, pero la verdad es que la digitalización es inevitable”, remarcó.

La Ley de Receta Digital tampoco modificó la prescripción por genéricos, “porque rigen las mismas obligaciones de utilizar el nombre genérico. Al contrario, será mas favorable para utilizar el mismo régimen”, completó.

La telemedicina y las recetas electrónicas están funcionando. La telemedicina avanzó mucho más que la educación y la justicia en tiempos de pandemia. La receta digital “era una legislación obvia” que cuesta explicar porque tardó tanto en aplicarse y en la práctica es mucho más segura que un papel que puede fraguarse.

Los conceptos pertenecen a Santiago Bilinkis, economista, tecnólogo y fundador de empresas innovadoras como TEDxRiodelaPlata y officenet durante una video conferencia organizada por Conenso Salud titulada “Aprendizajes para el día después de la pandemia”.

Bilinkis analizó los cambios en trabajo, la medicina, la educación y los avances de la inteligencia artificial introducidos contra reloj a partir de la cuarentena y el aislamiento comparando que “en cuatro meses digitalizamos más que en veinte años”.

“Algunas áreas avanzaron de modo espectacular, algunas con falencias y otras introduciendo cambios que veníamos postergando, en algunos casos improvisando y atando con alambres, pero hasta el supermercado de barrio debió implementar medidas modernas de digitalización”, resaltó.

Entre esos avances espectaculares mencionó la telemedicina y la receta digital, que serán testimonios de un nuevo sistema para el día después de la pandemia.

Sin embargo, Bilinkis aclaró que “siempre vamos a querer médicos humanos por empatía, pero los médicos pronto necesitarán de un asistente de inteligencia artificial para leer todos los papers sobre la enfermedad”.

Esos médicos asistidos por la inteligencia digital fueron definidos por el panelista como “médicos centauros” o sea “el que puede incorporar la tecnología a sus prácticas”.

“El médico seguirá hablando con el paciente, pero sobre el diagnóstico que la computadora encontró” vaticinó, aunque no exento de dificultades porque “hay una cuestión de ego del médico que mira al paciente y por su ojo clínico le define el diagnóstico”.

“Pero ya rompimos con la inercia de no cambiar. Por ejemplo, la receta electrónica”, resaltó, aunque al mismo tiempo hizo una excepción: “Los trabajadores de la salud siguen siendo fundamentales para sostener el sistema”.

Otro cambio que se avecinaba y que se profundizó con la cuarentena: “el 75 por ciento de las personas ya no quiere la rutina de ir todas las mañanas a la oficina, pero tampoco quedarse siempre en la casa”.

“Vamos hacia un sistema de trabajo híbrido y que libere la presencialidad. Así nos podremos ahorrar los peores ochenta minutos de viaje de todas las mañanas y a su vez las empresas se ahorran en ausentismo y rotación”, completó.