EL MODELO EUROPEO DE FARMACIAS: SIN CADENAS Y CON REGULACIONES PARA EVITAR LOS MONOPOLIOS

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En España y Francia no existen las cadenas de farmacias y se impone un límite para la participación de accionistas, explicaron directivos farmacéuticos de ambos países.

Jaime Acosta-Gómez, propietario de una farmacia en Madrid y miembro del Grupo Asesor de Expertos COVID 19 de la Federación Internacional de Farmacéuticos (FIP), explicó que el modelo español no admite las concentraciones, ni las cadenas ni los accionistas mayoritarios, durante un zoom organizado por el centro de profesionales farmacéuticos CEPROFAR.

Acosta-Gómez detalló que cada farmacéutico puede ser propietario de una farmacia y tampoco las franquicias están autorizadas.

Existen, en cambio, “agrupaciones de farmacias que se constituyen para negociar en conjunto y así obtener condiciones más favorables de los proveedores”.

El farmacéutico español, miembro del Comité Ejecutivo de la Sección de Farmacia Comunitaria (CPS) de la FIP, aclaró que el modelo español fue desafiado por empresarios que pretendían ingresar al mercado con sus cadenas. “la lucha jurídica fue muy dura pero el Reino de España se puso del lado de los farmacéuticos en defensa legítima de la salud del pueblo español”, elogió.

La legislación española impide la concentración en zonas rentables imponiendo distancias mínimas entre las farmacias y en cercanías de los centros de salud. Como contrapartida, “el 99 por ciento de la población tiene una farmacia en su municipio”, resaltó.

Acosta-Gómez también destacó que el 80 por ciento de los mayoristas de la cadena farmacéutica son cooperativas conformadas por las farmacias que se integran como cooperativas mayoristas en esa cadena.

Solo el 20 por ciento pertenece a  accionistas privados y entre ellos quizás a algún señor que tiene mucho dinero en Suiza”, ironizó.

En España solo se autoriza la venta de medicamentos en las farmacias y si bien está autorizada la venta a través de Internet, los sitios digitales deben estar vinculados a una farmacia “física y de ladrillo”, o sea con localización presencial y no solo virtual.

La prescripción electrónica se aplica para los medicamentos de seguridad social “y casi no quedan recetas de papel”, resaltó el expositor durante el zoom de CEPROFAR.

Acosta-Gómez detalló que en España existe un sistema de precios de referencia para los medicamentos incluidos en la seguridad social y si son medicamentos innovadores con patentes, una comisión estatal negocia el precio de mercado antes de ser aceptados e incorporados en el sistema público.

La misma comisión es la que cada tres meses actualiza los precios de referencia, en virtud de una fórmula que compara el valor de los medicamentos en el mercado local con otros mercados comunitarios.

“España es uno de los países con los medicamentos más baratos de Europa” con un precio promedio de prescripción de 12 euros. Los pensionistas pagan hasta 8 euros por mes como gasto máximo de bolsillo por el sistema de copago. “El resto es asumido por la seguridad social o las comunidades autonómicas”, detalló.

El mercado de genéricos en España representa el 40 por ciento en unidades, pero solo el 20 por ciento en facturación, reseñó.

Acosta-Gómez explicó que la pandemia “tuvo un impacto tremendo en Madrid y más de medio centenar de centros de salud pública tuvieron que cerrar”.

En cambio, “las farmacias fuimos los únicos centros de salud que estuvimos abiertos en los momentos más difíciles” y “con turnos más extensos de lo habitual”.

En España “nunca jamás se detectaron medicamentos falsificados en toda la cadena”, pero igual se aplica la trazabilidad, porque al ser más baratos los precios en el mercado español, puede suceder que “algunos compren en España para revender en Alemania donde son más caros”.

“La legislación europea considera que el farmacéutico no es un profesional más”, resaltó el directivo español de la FIP.

Sobre el futuro del farmacéutico español, Acosta-Gómez analizó que competir “desde la logística del medicamento no aporta ninguna ventaja, pero somos imbatibles cuando aplicamos nuestro conocimiento en el uso del medicamento”.

Precisamente, el expositor evaluó que “los gobiernos de toda de toda Europa buscan eficiencia y la reducción de precios. Son necesidades del sistema de salud que no se están resolviendo y ahí nosotros tenemos mucha experiencia en el uso racional del medicamento y la capacidad para aportar propuestas como profesionales”, completó.

 Sabina Mayor Minne, farmacéutica comunitaria de la ciudad francesa de Annonay y miembro de la FIP, coincidió que en Francia tampoco están autorizadas las cadenas de farmacias, “pero si participaciones accionarias en farmacias cuyo titular tiene que ser un farmacéutico”.

El capital accionario tiene un techo del 49 por ciento y la mayoría del 51 por ciento preserva el poder de decisión del farmacéutico titular de la farmacia. Además, el farmacéutico titular no puede trabajar o ser dueño de otras farmacias.

En Francia existen alrededor de 27 mil farmacias, una por cada 2.500 habitantes promedio.

Sabina Mayor Minne explicó que en Francia hay medicamentos son reembolsados por la seguridad social pero con porcentajes variables. Por ejemplo, existe un listado de treinta enfermedades crónicas, cuya medicación es financiada el cien por ciento por el sistema público de salud. 

Los medicamentos de alto costo también son asumidos desde el sistema estatal al cien por ciento. Para el resto los reembolsos ascienden hasta el 65 por ciento y para la homeopatía los reintegros son del 15 al 20 por ciento.

El Código de Salud Pública impone la matriculación obligatoria de los farmacéuticos y si bien la afiliación a los sindicatos no es obligatoria, “casi todos los farmacéuticos están afiliados a alguno de los muchos sindicatos que hay en Francia”.

Sabina Mayor Minne aclaró que la mitad de los farmacéuticos franceses trabajan en relación de dependencia y no son propietarios.

El salario medio de los empleados de farmacia es de 45 mil euros anuales o 23,80 euros por hora. Los “principiantes” perciben 35 mil euros y los empleados con más antigüedad gozan de honorarios de hasta 64.500 euros promedio anuales.