FABRICAR VACUNAS EN EL PAÍS SERÁ UN SALTO CUANTITATIVO PARA LA SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA, PREDIJO FLORENCIA CAHN

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La fabricación de vacunas COVID en Argentina será un salto cuantitativo para la campaña de inmunización, además de proporcionar “soberanía e independencia”, sostuvo Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) y miembro de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

“Producir millones de dosis de vacunas en el país será un salto cuantitativo que cambiará mucho la situación epidemiológica”, enfatizó Cahn, durante un zoom organizado por el Centro de Profesionales Farmacéuticos CEPROFAR.

La subdirectora Médica de Centro Médico Huésped resaltó que “soberanía e independencia también es poder fabricar nuestras propias vacunas”, mencionando como ejemplo que el laboratorio nacional Richmond promete la producción local de la vacuna rusa Sputnik.

Cahn explicó que en una primera etapa Richmond importará el principio activo desde Rusia, pero el proyecto industrial del laboratorio argentino propone desarrollar la vacuna Sputnik en el país “desde el comienzo al fin”.

“La técnica y la ciencia argentina están capacitadas para fabricar una vacuna desde al principio al fin”, remarcó la profesional.

“Ahora todo el mundo quiere la Sputnik y si Argentina la sigue recibiendo es porque apostó desde el primer momento”  por esa vacuna cuando aún estaba en Fase 3, señaló Cahn durante el zoom coordinado por los farmacéuticos María Cruz Mollo y Rubén Sajem de CEPROFAR.

La experta argentina aseguró que “todas las vacunas tienen muy buenos datos de eficacia” aunque “se armó mucho revuelvo con las de Astrazeneca y Johnson por la posibilidad de generar trombosis”, una versión que resultó exagerada.

La incidencia de casos de trombosis con la vacuna de  Astrazeneca fue de 0,004 por ciento -explicó Cahn- o sea menor que el riesgo que genera el tabaco (16 por ciento) o los anticonceptivos.

Cahn resaltó que una sola dosis de la Sputnik light se alcanza una inmunización del 79,4 por ciento y abarca a las nuevas variantes, mientras que con AstraZeneca “a mayor intervalo más eficacia”.

La vacuna de AstraZeneca aporta una cobertura del 66 por ciento con su primera dosis y su eficacia es mayor con un intervalo de doce semanas en vez de cuatro entre la primera y la segunda dosis. explicó.

Cahn comparó que en el calendario de vacunación de Argentina “hay vacunas que no llegan al 70 por ciento  (de inmunización) y se dan desde hace años y han salvado vidas”.

Por eso, descartó “el fantasma de que con una sola dosis se está desprotegido” y reforzó que si transcurren tres meses entre la primera y la segunda dosis “no te convertís en una calabaza ni se pierde el efecto de la primera dosis”.

“Pero a una persona que le dijeron que a los tres meses la van a vacunar con la segunda dosis y no la vacunan, genera algún tipo de angustia”, reconoció.

En el actual contexto de pandemia, “hay que ver con que vara medimos porque nos hemos vueltos muy exigentes en materia de vacunas”, subrayó.

Cahn confirmó que se computan en el país 119.999 casos confirmados de contagios después de la primera dosis de cualquier vacuna a los 14 días, pero disminuye a 66.073 casos después de la segunda dosis a los 21 días.

“Hay todavía incertidumbre sobre la respuesta inmune protectora porque no hay un valor estandarizado de corte de anticuerpos y no está indicado hacer anticuerpos posvacunales de rutina porque puede generar interpretaciones en manos erróneas”, aclaró.

“No sabemos la protección (de la vacuna) por cuanto tiempo, si se necesitará de un refuerzo para las nuevas variantes y si será necesario vacunarse todos los años” como contra la gripe, reseñó.

También alertó que todavía es “una incógnita” la eficacia del intercambio de vacunas diferentes entre la primera y la segunda dosis, como han comenzado a practicar algunos países europeos.